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BAR "HERMANOS CAO"

Lentamente camino por Avenida Independencia,
mis ojos contemplan porteñas estrellas como guías,
el gris de los cordones va formando vías...
en esa trocha de ensueños mi alma es ambrosía.

En esta noche, de silencios y armonías,
mi sombra se espeja en algún charquito azul de la vereda,
cuando llego a la esquina de Matheu e Independencia.
"Carlitos" con su ancha sonrisa, transparente, me espera...

Acodado en el estaño del Café Hermanos Cao,
me hace una seña, me acerco y toco ese velo
impalpablemente tenue que lo cubre... ¡y lo beso!
y en mis sueños de poeta, le digo entre susurros quedos

Mis versos son humildes pero, si tú los dijeras!...
Si los cantara tu voz!..., en una noche de esas,
en que el viento se ha dormido y los árboles sueñan,
comprendería mi razón en la tierra.

De pronto el Bar se ilumina,
fosforescentes contornos rodean las mesas,
los estantes con botellas tintinean,
un Bandoneón suena, que prodigio,
una flor tuvo cita de amor,
pétalos empurpurados cayeron en derredor.

Una mano acerada me saluda, mientras se va diluyendo...
se quita el sombrero y sonríe,
con sutil gesto me muestra una chapa que dice
"mil novecientos quince CAO HERMANOS, Despacho de comestibles".

Ana María Torres Buchieri