Cruceros - No se deje engañar!!!

Unos meses antes de terminar el año, la mayoría de la gente comienza a programar dónde irá de vacaciones.

En los últimos años, Buenos Aires se ha convertido en una de las escalas de los cruceros que realizan diferentes circuitos y la temporada 2005/2006 marcará un nuevo récord, ya que desde el mes de octubre y hasta marzo, totalizarán 75 recaladas y alrededor de 90 mil pasajeros que habrán llegado a nuestra ciudad.

Tentada por disfrutar mis vacaciones en uno de ellos y por la curiosidad de saber y evaluar cómo son los servicios que ofrecen estos bellísimos navíos que parten desde nuestro puerto, compramos un paquete que tenía como destino Punta del Este y distintos puntos de Brasil.

Habiendo tenido experiencias anteriores, en cuanto a viajes en crucero, sabía que la opción es muy buena para aquellos que desean despreocuparse de armar y desarmar valijas constantemente, pensar dónde ir a comer, cómo entretener a los niños, etc, porque justamente un crucero es como un lujoso hotel flotante donde no hace falta más que tener ganas de disfrutar, descansar y pasarlo bien.

Sin embargo, NO TODO LO QUE RELUCE ES ORO!

El 10 de enero embarcamos 200 argentinos en un navío que este año llegaba por primera vez a Buenos Aires. Su capacidad es de 1800 personas, de las cuales 1600 eran brasileros.

Zarpamos a las 18 horas con destino a Punta del Este y a los 10 minutos de la partida, el Capitán anunció que nos llevaría a Montevideo, porque en Punta del Este habría 3 cruceros anclados y no había lugar para éste, por lo cual se decidió cambiar el destino.

Todos se quejaban con mucha razón, y aún más los argentinos, ante la falta de respeto , ya que cada vez que se anunciaba algo por los parlantes, lo hacían en inglés o portugués, sin tener en cuenta que en el barco viajaban también argentinos y no todos manejan otro idioma que no sea el propio, pero todos los pasajeros SI pagaron lo mismo.

A la hora de la cena, descubrimos el segundo engaño: se promocionaban cinco restaurantes a bordo, entre los cuales se podía elegir y solo pagar la bebida.
Vergonzoso!!! De los 3 que podían catalogarse como restaurantes, solo quedábamos reducidos a uno (con las condiciones prometidas) porque en los otros dos, de gratis no había nada, el menú debía pagarse entre 15 y 20 dólares, que sumado al precio de los vinos, 13 dólares el más barato, asciende a unos 30 dólares por persona. Los otros dos "restaurantes" podrían encuadrarse como un AM PM de las estaciones de servicio, abierto las 24 horas y el que según ellos llaman "El Grill", se sirven salchichas, hamburguesas y papas fritas (me quedo con las pancherías de Buenos Aires).

Después de Montevideo, continuábamos a Florianópolis y a las pocas horas de emprender la travesía, nos anuncian nuevamente el cambio de destino. Esta vez iríamos a Itajaí, argumentando razones de mal tiempo que nadie percibió, y el mal humor de los pasajeros iba en aumento, hasta que comenzaron a quejarse y exigir la presencia del capitán para que diera las explicaciones del caso. Se acercó a la gente, permaneció no más de 10 minutos y respondió en inglés, no utilizando intérprete para hacerse entender.

Los días completos de navegación, se ofrecía a los turistas conocer el puente de mando, para lo cual había que pagar 5 dólares, pero durante los últimos días de la travesía, llegó la inflación y aumentaron la visita a 8 dólares.

Redondeando: la comida mala y poco variada, a base de lechuga, tomate, farofa, arroz, pollo frito, carne con sabor a nada y pastas duras y frías.

Más allá del gasto que representa viajar en un crucero y por el cual se pretende recibir los servicios prometidos, queda el mal sabor de la discriminación, porque si bien los brasileños eran mayoría, también los argentinos hemos pagado para recibir las mismas atenciones.
Ellos tuvieron su fiesta de bienvenida y además los shows y los juegos y entretenimientos se desarrollaron siempre en portugués. Hasta las animadoras infantiles hablaban solo portugués y los chiquitos de habla hispana se aburrían porque no comprendían. En ningún momento se trató de integrar a los argentinos.

Lo lamentable es que al llegar a Buenos Aires y conversar con una amiga de mi hija, me comentó que sus padres habían tomado el mismo crucero, pero 15 días antes, y ocurrió exactamente lo mismo.

Reflexión y consuelo: No solo pasó en este crucero, también ocurrió en el más grande y lujoso del mundo, el Queen Mary, donde los pasajeros, al mejor estilo argentino, realizaron un piquete para que les devuelvan los 17 mil dólares que habían pagado.

Consejo: Asegúrese bien antes de viajar!!!

Refrán: Habiendo embarcado el día 10 de enero, que fue martes, me acordé de mi abuela, cuando me decía: "En martes, no te cases NI TE EMBARQUES, ni de tu casa te apartes"........

Susana Espósito
 

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