Prevención de Golpe de Calor
y quemaduras por exposición al Sol

Hay que tomar más líquido, evitar comidas abundantes y no exponerse al sol en horas centrales del día

Debido a las altas temperaturas en la época estival, la Secretaría de Salud del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires propone la adopción de una serie de medidas para prevenir el golpe de calor y las quemaduras por exposición a los rayos solares.

El golpe de calor puede afectar a personas de cualquier edad, en especial a los niños -que no manifiestan sus síntomas con facilidad- y existen dos aspectos importantes a los que se debe prestar atención: la hidratación y la nutrición.

Los principales síntomas son: dolor de cabeza, vértigos y náuseas, confusión, convulsiones y pérdida de conciencia; piel enrojecida, caliente y seca; respiración y pulso débil, y elevada temperatura corporal, entre 41 y 42 grados centígrados.

Ante la aparición de los síntomas se debe trasladar al afectado a la sombra, a un lugar fresco y tranquilo; hacer que mantenga la cabeza un poco alta, intentar refrescarlo mojándole la ropa, aplicarle hielo en la cabeza, darle de beber agua fresca o un poco salada. Y solicitar ayuda médica.

Las medidas preventivas son: aumentar el consumo de líquidos sin esperar a tener sed para mantener una hidratación adecuada, evitando las bebidas alcohólicas o muy azucaradas; evitar comidas muy abundantes; ingerir verduras y frutas; no exponerse al sol en exceso ni en horas centrales del día; reducir la actividad física; usar ropa ligera, holgada, de colores claros, sombrero, anteojos oscuros y protectores solares para la piel, y permanecer en espacios ventilados o acondicionados.

Dado que no existe un tratamiento farmacológico efectivo contra el golpe de calor, siguen vigentes la prevención y el enfriamiento por distintos métodos.

El tratamiento apunta a aumentar la hidratación y reducir la temperatura en el plazo de una hora, ya que cuando el tratamiento se retrasa más de cuatro horas o no ha sido eficaz de inmediato suele originarse shock y edema pulmonar, ataxia cerebral, insuficiencia renal y hepática y lesión cardíaca.

Respecto de las quemaduras debidas a la exposición a los rayos de Sol, los posibles daños varían de acuerdo con los horarios, la latitud, integridad de la capa de ozono que filtra la radiación y a ciertos factores de riesgo personales, como color de piel blanca, pecosa, que enrojese fácilmente sin broncearse, el color de cabello y de ojos claros.

También inciden los antecedentes personales o familiares de cáncer de piel o melanoma; presencia de gran número de lunares, algunos congénitos y otros adquiridos a partir de la adolescencia con características atípicas o "raras".

La protección se potencia por evitar la exposición solar entre las 10 y las 16 horas; el refugio a la sombra y la exposición progresiva; cubrirse con ropas y usar cremas pantalla solar con factor de protección 15 o más, renovada periódicamente ante el contacto con agua o transpiración. Los productos autobronceantes no dañan pero tampoco protegen.

Es recomendable un control por el dermatólogo cada año y cada tres o seis meses si hubiera antecedentes de cáncer de piel o el médico lo indicase.
El examen debe incluir toda la superficie cutánea (cuero cabelludo, plantas, ombligo, genitales) y extirpar lunares que no puedan examinarse, los que cambien o fueran sospechosos. Las fotografías ayudan a identificar cambios o las lesiones nuevas, tal como los exámenes con dermatoscopio.

Fuente: Secretaría de Salud GCABA
 

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