La higiene en la ciudad

El Gobierno de la ciudad realizó (entre junio y julio) una encuesta sobre la higiene urbana, en la que participaron alrededor de 1600 vecinos, y un 67 % opinó que Buenos Aires está muy sucia.

De la misma manera opinan gran cantidad de turistas que nos visitan permanentemente, quedan maravillados por la amplia oferta cultural, el rico Patrimonio de nuestra ciudad, el tango, la gastronomía, los precios convenientes por el cambio que les favorece, pero... también resaltan que "es una pena tener una ciudad tan bonita y tan sucia", no solo por los perros que hacen sus necesidades en las veredas y hay que ir sorteando las mismas, sino por la gran cantidad de basura que arrojan en la vía pública, papeles de caramelos, botellas de gaseosas vacías, volantes, marquillas de cigarrillos, etc.

El sábado por la noche, recorrí la Av. Corrientes y era como ver las dos caras de una moneda devaluada en cuanto a las buenas costumbres.
Recordaba los tiempos en que la gente se arreglaba para "ir a pasear al centro", asistir a una función teatral, ir al cine o a cenar y se ponían lo mejor que encontraban en el placard, pero además se respetaban los espacios públicos y se cuidaba la higiene como en la propia casa.
La cara de la moneda actual, nos muestra una avenida Corrientes con veredas nuevas, ensanchadas, pero sucias, bolsas de residuos rotas en las esquinas, borrachos e indigentes durmiendo en las veredas y entradas de locales comerciales.
Una vergüenza y la impotencia de saber que uno, desde su humilde lugar, no puede cambiar la realidad.

De nada sirven los arreglos que el Gobierno de la Ciudad haga, embelleciendo plazas, si luego aparece el vandalismo que rompe los bancos, ensucia los canteros arrojando basura, roba las placas de los monumentos o los usa como fuente de inspiración para escribir sus grafitties. De nada sirve si los piqueteros en sus habituales brotes de agresividad rompen lo encuentran a su paso y no se toman medidas ni se hace nada para que no vuelva a ocurrir.

Por otra parte, también considero que muchos de esos arreglos que se vienen ejecutando en las plazas de Buenos Aires, no han tenido un control adecuado, ya que por ejemplo, frente a la Plaza San Martín, la vereda del Círculo Militar, ya tiene varias de sus baldosas flojas, habiendo concluido la obra hace poco menos de un mes.

Yo me pregunto: Ya que las inversiones son tan importantes y los presupuestos siempre parecen escasos, no convendría que una vez que se decide intervenir algún espacio público, se haga a conciencia y bien, para no tener que volver a gastar dentro de poco tiempo.

Lo mismo ocurrió oportunamente, cuando se cambió el embaldosado de la calle Florida y enseguida se vieron varias baldosas rotas y tapas que se habían robado y donde he visto meter el pie a varias personas y caerse.

En la calle Junín, entre el Paseo del Pilar y Vicente López, se retiraron los árboles de los canteros hace unos 6 meses y recién esta semana se plantaron algunos, que parecen más secos que los que se retiraron, además del olor fétido que hay en esa cuadra, donde se puede ver a los peatones que circulan por allí, tratar de pasar lo más rápidamente posible y tapándose la nariz.

Cuánto nos cuesta a los argentinos incorporar buenas costumbres, respetar lo ajeno como lo propio y hacer las cosas bien, para no tener que hacerlas dos veces y gastar el doble.

Poder disfrutar de los espacios públicos es un derecho de todos, porque quienes trabajamos y pagamos nuestros impuestos, queremos ver que sean bien utilizados y que no caigan en saco roto o bolsillos ajenos. Cuidar y hacer cuidar es una obligación de todos.

Hagamos valer nuestros derechos cumpliendo con nuestras obligaciones.

Susana Espósito
 

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