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Día de San Martín de Tours
y beatificación de Ceferino Namuncurá

El 11 de noviembre es el día de San Martín de Tours, Patrono de la ciudad de Buenos Aires, motivo por el cual, el domingo, en la Catedral Metropolitana se brindó un concierto en el órgano mayor e interpretaciones de artistas del Teatro Colón. Se ejecutó además una obra, cuyo autor se desconoce, en homenaje al santo.

A la izquierda del altar, también se aprecia una cartela con el rostro de Ceferino Namuncurá, quien fue beatificado ese mismo día, por lo cual fue un día muy especial para la Iglesia.

Juan de Garay, fundador de la ciudad de la Santísima Trinidad en el puerto de Santa María del Buen Ayre dispuso darle un patrono, como era costumbre.

Ese día, según se hizo constar en las actas del Cabildo, los cabildantes españoles tomaron un sombrero e introdujeron en él papelitos donde cada uno había escrito el nombre del santo que proponía.
Se mezcló cuidadosamente el contenido y se extrajo uno. Con sorpresa los presentes leyeron el nombre "SAN MARTÍN DE TOURS". Como era un santo francés se decidió hacer la elección nuevamente. Entonces se introdujo el papelito otra vez en el sombrero y se mezcló con los que habían quedado. Tres veces se repitió la operación y tres veces consecutivas salió el nombre del mismo santo.

Lo cierto es que fue aceptado por decisión divina y desde entonces "SAN MARTÍN DE TOURS" se convirtió en el SANTO PATRONO DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES.

El templo donde se lo venera está ubicado en la calle San Martín de Tours N° 2949, en el Barrio de Palermo, existen dos calles y una plaza que llevan su nombre. La Plaza está ubicada en Av. Alvear, Schiaffino y Posadas, donde una estatua de bronce recrea una leyenda:

A los 15 años, siguiendo la voluntad de su padre que era un oficial romano, se vio obligado a entrar al ejército. Es en esa época cuando, en un muy frío invierno, la tropa romana ingresó a la ciudad francesa de Amiens. Allí se encontró con un hombre casi sin ropas, que tiritando de frío le imploró caridad y como no contaba con nada para darle, se quitó la capa y la cortó al medio con su espada y cubrió con una de las mitades al pobre hombre.

Martín soportó la burla de sus compañeros, pero esa noche Cristo se le apareció en sueños vistiendo la capa que había compartido con el mendigo y diciéndole a Dios: "TENIA FRÍO PERO MARTÍN ME ABRIGÓ CON SU MANTO".

Impresionado por el sueño, se hizo bautizar y comenzó su vida dedicada a Cristo. Fundó el primer monasterio que hubo en Francia donde estuvo diez años estudiando las Sagradas Escrituras. Los habitantes de los alrededores consiguieron por su intermedio, muchas curaciones y milagros. Martín siempre decía: "fui soldado por obligación y por deber, y monje por inclinación y para salvar mi alma".

El Santo supo con anticipación cuando iba a morir. Sus discípulos le pidieron llorando que no los abandonara. Falleció en el año 397.

El medio manto que cortó con la espada para dar al pobre, fue guardado en una urna y se le construyó un pequeño santuario para guardar esa reliquia. Como en latín para decir "medio manto" se dice "capilla", la gente decía: "Vamos a orar donde está la capilla". Y de ahí viene el nombre de capilla, que se da a los pequeños templos.

Texto: Susana Espósito - Foto: Luis Leoz
Fecha de publicación 16/11/07

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