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Sistema contra incendios en la Reserva Ecológica

Los incendios en la Reserva Ecológica han sido moneda corriente en distintas oportunidades, pero de ahora en más se han tomado medidas mediante un sistema preventivo de incendios.

Desde el año 1986 hubo más de 400 incendios que destruyeron alrededor de 70 hectáreas y desde siempre, se ha sospechado que muchos de ellos fueron intencionales, aunque no llegó a comprobarse. Incluso, en reportajes que se realizaron oportunamente después de cada siniestro, no faltó quien dijera que eran causa de intereses creados, por tratarse de una zona que actualmente es de las más cotizadas de la ciudad.

El área ya tenía sistema de telecámaras para detectar los focos apenas se inician, pero el problema era que los bomberos tardaban no menos de 15 minutos en llegar al lugar.

El nuevo sistema comprende la instalación de una cañería de PVC hidráulico a los largo de 12 kilómetros, enterrada al borde de los caminos, con salidas de acople rápido, aproximadamente cada 54 metros, para asegurar la rápida disponibilidad de agua en las cercanías del foco de incendio.

Cuenta además con dos cisternas de acopio de agua (cada una de ellas contiene 300.000 litros, el equivalente a 40 autobombas) y una red de cañerías perimetral que permitirá que el agua llegue a la zona del incendio en menos de tres minutos.

Más allá de la función para la que fue instalado el sistema, serviría también para regar cuando hay sequías importantes, como la de este verano.

Para probarlo se realizó un simulacro del que participaron más de 60 personas, entre bomberos y personal de Defensa Civil, Logística, Guardia de Auxilio, Guardia Urbana y del SAME.

La Reserva Ecológica abarca 350 hectáreas de tierras ganadas al río mediante rellenos realizados en las décadas del 70 y del 80, muy cerca del centro de la Ciudad. En forma espontánea se desarrollaron allí diferentes especies vegetales, que a su vez favorecieron el establecimiento de poblaciones animales, desde insectos hasta aves y tortugas. También se formaron lagunas y bañados, sin conexión con el río, en los que se asentó una rica diversidad biológica.

Es un centro de atracción para amantes del avistaje de aves y de la naturaleza y esperamos que a partir de ahora, realmente esté protegida para que podamos seguir disfrutándola, tanto de día como de noche y gozar de dos postales diferentes: la naturaleza y el contraste con la ciudad, que de noche se hace más notorio y bello.

Texto y foto: Susana Espósito
Fecha de publicación 01/06/07

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