En este espacio, la escritora nos contará la historia del bandoneón y también podrán leer varios de sus poemas, dedicados a ese instrumento tan ligado a nuestro tango.
BANDONEON Y SU DUEÑO
Bandoneón porteño, caja de amor
tu dueño silfo enamorado, juglar eterno,
al acariciar tus teclas,
arranca sonidos de su interno embeleso.
Todo está encerrado en un misterio
¿quién es tu dueño que te hace vibrar
en sonoros deseos?. Gamas cristalinas,
todo ansia, todo ardor, crepúsculo intenso.
Cósmico portento, tus notas estrellas al viento,
constelaciones ignotas.
Cofre que guarda el elixir de los sueños,
tu vuelo inspirado, tiene hacedor de viril genio.
Bandoneón en tu fuego interno
todo se abraza y contigo tu dueño
hambre de espacio y sed de cielo
llamarada de notas, fiel espejo.
Fecunda fuente tu maestro,
su alma entra pura en tu interior etéreo.
Bandoneón, tú sabes el secreto
es la musa que flechó, el corazón de tu dueño.
Ana María Torres Buchieri
AMOR Y BANDONEÓN
En vaso de alabastro se apretaban glicinas
dulzor liláceo, vaporoso ramo de armonías.
Abierta la ventana, entraba la luna
opalescente luz brindaba a través de las cortinas.
Allí la bienquerida, sobre un sofá blandamente recostada,
sus ojos entornados, escuchaba, Divina
El bandoneón, duende de aire y sonidos
expresaba quejumbroso, del amor, la abierta herida.
En sus almas todo el cielo, el viento las copas movía,
a lo lejos el eco de una fuente...
suspiros de amor de la misteriosa caja, salían.
Los rayos de la luna proyectaban sus sombras,
la música el cuarto invadía y era tal la entrega de estos seres,
que el bandoneón lloró por poesía.
Ana María Torres Buchieri
LAS YEMAS DE TUS DEDOS
Las yemas de tus dedos, que misterio...
Límite azul entre tu cuerpo y el pájaro
que abre y cierra sus alas negras
tendido sobre las columnas romanas de tus piernas.
Perfume de zaguanes con misterios,
pintados por las yemas de tus dedos finos y largos de caricias llenos.
En cada nota colores intensos
paraísos e infiernos, pasiones y celos, desbordante anhelo.
Botonera de nácar iridiscente paleta
donde tus sensibles yemas buscan el color oculto de las notas,
que tu genio musical inventa,
cuando se abren los jazmines tras las rejas.
Desde profundidades celestes, sustancia cósmica,
ignio espiral de notas, anida en la concavidad de tu fueye,
esperando que de las prodigiosas yemas surja la música,
como luna arrabalera, amarilla y somnolienta.
Ana María Torres Buchieri
EL ÁNGEL MÚSICO
Poema leído en el auditorio de FM Ciudad 92.7, en oportunidad de instaurarse el 11 de julio, el DÍA DEL BANDONEÓN.
Bandoneón porteño, ave wagneriana,
tu ángel músico, espíritu prodigioso, criatura alada,
abandona, cada noche su etérea forma indescifrada,
devolviendo en terrenal postura, su figura humana.
De ángel a hombre, los mórbidos brazos balancea,
boga lentamente sobre el pentagrama azul,
yergue su pecho y en romántica actitud,
echa hacia atrás su plateada testa, gozando su musical virtud.
Sus dulces dedos hunde en tus costados
una y otra vez y tú respiras desde armónicas concavidades
desprendiendo murmullos celestiales, suspiros, tal vez, del ave,
golpeando su ansiedad en los cristales.
Indefinibles apariencias toman las sonoridades
cuando tu ondulante cofre, guardián del genio
que en sus rodillas, yaces, arranca de tu corazón de aire,
ilusiones, desnudeces, perfiles, del alma enamorada.
Cuando la luna asoma amarillenta alumbrando Buenos Aires,
en los dormidos patios, sueltan los jazmines su aromado encanto
y tú, ángel musicante, maestro inspirado, cada noche, trasmutando tu esencia,
desprendes del bandoneón el misterioso lenguaje del tango.
Ana María Torres Buchieri
BANDONEÓN EN BAR UNIÓN
Brillan los adoquines de San Telmo
esta noche las gotas de lluvia han escrito
nuestros nombres sobre el pavimento azul,
juego interminable del agua hasta el dulce amanecer.
Por las callecitas empinadas ramas de glicinas
cortinan las viejas paredes,
estelas celestes guían nuestros pasos
hacia la musical noche del Bar Unión.
Al marcar las diez, tus manos construirán
mundos de armonías, de tu hechizado bandoneón
caerán apasionadas notas
sobre mi blando corazón.
Cruzará el cielo la dulce melodía
enredándose en la desvelada farola
que en su intento de alumbrar,
en clave de sol, su luz transporta.
Las campanas de San Pedro
indicarán que el alba ya llegó,
la noche en un descuido olvidará
una estrella sobre tu bandoneón.
Ana María Torres Buchieri
PATIO Y BANDONEÓN
Rodeado de sutil atmósfera,
el patio revela la vida de las cosas y el amor.
Suena un bandoneón entre malvones,
enredando su música en la densa pasión.
Los pájaros del jaulón, adorno sonoro,
alas de color, han callado su sinfónico gorjeo,
embelesados por los sones del misterioso cofre,
envío arrullador.
Las flores de las enredaderas
abrieron sus pétalos en signo de adhesión.
El agua de la canilla gotea al compás,
mientras dos guapos cruzan, taconeando el lugar.
Las sombras de la tarde envuelven al patio.
El bandoneón exala el incienso que la musa inflama,
formando de las notas perfumadas,
etéreo vapor.
Sigue el fuelle desvelando pasión,
se encienden las luces del patio
desde la última pieza, recinto en flor,
sale la niña arrobada, ella, entendió.
Ana María Torres Buchieri