www.conozcabuenosaires.com.arEl cadáver de EvitaLuego de permanecer por tres años en la CGT y a raíz del derrocamiento de Perón el cadáver de Eva fue retirado de allí en un camión, el 23 de noviembre de 1955, por el jefe del Servicio de Inteligencia del Ejército, de ese entonces, teniente coronel Moori Koenig.
Ya en la década del '70, el teniente general Alejandro Lanusse, uno de los pocos encumbrados oficiales que conocían la verdad sobre la desaparición, organizó las cosas para que el cadáver de Eva fuera devuelto a su esposo. El 2 de Septiembre de 1971, un hombre que decía llamarse Carlos Maggi presenció la exhumación del cadáver de "su hermana", y lo hizo colocar en un coche fúnebre que realizaría un viaje de 800 kilómetros desde Milán hasta Madrid. En realidad, Carlos Maggi no era otro que Héctor Cabanillas, el ya jubilado jefe del servicio de inteligencia militar. El coche fúnebre pasó una noche en un garage de Perpignan, Francia, y llegó a la casa de Perón, en Madrid, al día siguiente. Allí estaba esperándolo Perón, que ahora tenía 74 años, acompañado por su nueva esposa, Isabel, y por el doctor Ara. El féretro fue colocado en el salón, y Cabanillas abrió la tapa. Se dice que Perón rompió en lágrimas y dijo "No está muerta, sólo está durmiendo." En 1972, Perón regresó a Argentina, pero prefirió dejar el cuerpo de Eva en Madrid. Luego en 1973 fue nuevamente elegido presidente, con Isabel como vicepresidente. Su mandato fue breve: murió en 1974. Isabel se convirtió en presidente y ordenó que el cadáver de Eva fuera trasladado a su patria. Miles de argentinos se alinearon, llorando, a lo largo de la ruta que une el aeropuerto internacional de Ezeiza con la ciudad de Buenos Aires, para recibir a su amada Evita. El cuerpo fue de nuevo expuesto en una capilla ardiente, esta vez al lado del féretro de Juan Perón. El cuerpo de Perón había sido sepultado poco después de su velatorio, pero el de Eva fue a parar nuevamente a un depósito. Isabel fue derrocada, y recién en Octubre de 1976 la junta militar decidió depositar el cadáver de Eva en el cementerio de la Recoleta. Su última morada se construyó como la cámara acorazada de un banco, a fin de disuadir a cualquiera que tratase de apoderarse del cadáver
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