El auge del Tango

Gracias a este hombre nacido en Pallanza (Italia) el 25 de Agosto de 1875, el tango fue aceptado en sociedad y actualmente se convirtió en una gran pasión para los argentinos y para todos los que visitan nuestra ciudad, ávidos de escuchar nuestra música ciudadana y aprender a bailar un buen tango.

Demarchi llegó a Buenos Aires a fines del siglo XIX y comenzó a trabajar en la droguería que fundó su abuelo varias décadas atrás. En 1912 organizó en el "Palais de Glace" una velada para dar a conocer el Tango en las altas esferas aristocráticas, que lo veían como un baile de baja categoría.

Sin embargo, este inmigrante italiano con fuerte visión del gran movimiento que se estaba produciendo en París se lanzó de lleno a hacerlo funcionar en la clase alta de Buenos Aires, y de esa manera logró su objetivo. Después de esa cena que ofreciera en el Palais de Glacé, el tango fue aceptado en todas las clases y comenzó a ser realmente la danza que identificaría a un país entero.

De Marchi, que poseía el título de Barón otorgado por el rey de Italia, fue uno de los principales eslabones para que el Tango se difundiera y encontrara adeptos bien posicionados para llegar a ser lo que es, "nuestra música ciudadana.

Antonio De Marchi falleció el 21 de Febrero de 1934.

Actualmente, es notable la cantidad de academias de tango que proliferan en la ciudad y que trabajan con gran éxito, tanto con residentes como con extranjeros que llegan para asistir a las clases con gran entusiasmo.

Era increíble ver a los hombres ejercitando en forma de coreografía los pasos básicos y además de estar atentos al movimiento de sus pies, tratando de mantener la postura elegante que se requiere para bailarlo.

Por otro lado, las mujeres hacían lo propio y luego había que unir lo aprendido y bailarlo en pareja, porque el tango es un sentimiento que se baila de a dos, hay que sentirlo, hay que expresarlo y ponerle pasión.

Susana Espósito