Nueva sala en el Museo de Arte Decorativo

Fue construído por el arquitecto francés René Sergent, inspirado en el neoclasicismo francés del siglo XVIII.

Los salones de la planta principal estaban destinados a recepciones y fueron decorados en diversos estilos franceses, excepto el gran Hall que responde al período Tudor.

En los departamentos privados también es evidente el gusto por la decoración francesa en los estilos Luis XV o Luis XVI , a excepción del salón decorado por José María Sert.

Desde hace más de un año se han restaurado piezas de porcelana, óleos y mobiliario y próximamente se inaugurará la Sala Imperio, que fue el dormitorio de Matías Errázuriz hijo.

El estilo Imperio (1804-1815) se caracteriza por sus formas macizas y ostentosas, con ornamentos bañados en oro. El águila, las cabezas de leones y las coronas de laureles son todos símbolos de gloria que se trasladan al mueble.

La sala reproduce el esplendor napoleónico de principios del siglo XIX, entelada en moireé de tonos oro, con pesados cortinados de seda verde agua, a tono con los géneros que visten el dosel de la cama

La ejecución y decoración del espacio fue un proyecto del departamento de museografía a cargo de Hugo Pontoriero y contó con el asesoramiento de Andrés Rosarios, un joven arquitecto que además de proveer al museo mano de obra especializada, capitalizó el conocimiento del barón Emmanuelle de Saint-Cezaire para definir detalles que hacen a la recreación rigurosa de la época Imperio.

Las obras que posibilitaron la expansión del museo y el próximo estreno de la citada sala demandaron una inversión de 25 mil dólares, producto de una gestión compartida entre un particular y el departamento de museografía.

La sala quedará inaugurada el 29 de noviembre, por el director de la institución, Alberto Bellucci, quien se muestra muy satisfecho y agradecido por la colaboración de Rosarios, quien expresó que su participación obedece a la convicción profunda de que "el Estado somos todos", a una pasión personal y a la esperanza de que su gesto contagie otras voluntades.

Susana Espósito