www.conozcabuenosaires.com.arCarlitos Balá, un vecino porteñoEl martes 11 de abril tuvimos el gusto de realizarle una entrevista a Carlitos Balá, en una confitería de Recoleta, su barrio desde hace 30 años.Comenzamos la charla compartiendo un cafecito y preguntándole dónde nació y haciendo uso de su permanente buen humor respondió: - " En una cama de dos plazas". Así arrancó nuestra primera sonrisa, para luego contarnos que había nacido en Chacarita el 13 de agosto de 1925 y que eran cuatro hermanos. No oculta sus jóvenes 80 años. Carlitos está casado con Martita (como él la llama) a quien describió como una excelente compañera, madre de sus dos hijos, Laura y Martín. Tiene además una nieta llamada María Laura y cuando la nombra, se le ilumina la mirada. - Cuánto tiempo hace que vive en Recoleta? - yyyy unos 30 años. - Por qué eligió este barrio? - Lo elegí porque estaba cerca de los canales de televisión. Desde Chacarita se me hacía muy largo el viaje y a veces son diferentes los horarios de grabación, entonces acá era más rápido. - Qué es lo que más le gusta del barrio y lo que le desagrada? - Recoleta es alegre, hay mucha gente que viene a recorrerlo y yo disfruto mucho de sus cafés, sentado al sol, me agrada ver el río desde mi balcón, también se ve el cementerio que tiene obras de arte maravillosas. Lo que me desagrada es que justamente, viniendo tanta gente a pasear y disfrutar, veo que hay poca seguridad, poco control, tendría que haber más vigilancia, que la gente se sienta segura.
- Cuando le preguntamos por Guy Williams "El zorro", quien también fue vecino del barrio, nos respondió: - Sí, lo conocí en el Pasaje del Correo. Un día yo estaba ahí, donde justamente funcionaba el correo, jorobando un poco, yo decía:
Yo le respondí: a quién? A Pepe Iglesias? No, a Guy Williams, que está al lado suyo. Allí lo conocí. Era un muchacho macanudo, que debutó conmigo en el circo, una carpa sin techo, a cielo abierto que había montado en la actual Plaza Las Heras, donde estaba la Penitenciaría. Yo no le entendía nada porque me hablaba en inglés y pedí que alguien me tradujera lo que decía.
Ahora hablemos de su carrera. - Cuándo comenzó a dedicarse a esto tan maravilloso y nada fácil, que es hacer reír? - Yo comencé en la década del 40. Siempre me gustó. - Es verdad que contaba chistes en los colectivos? Respondió afirmativamente y recordó algunos, que nos hicieron reír con ganas. - En una oportunidad subieron dos tipos a un colectivo, me tomó uno de cada brazo y me llevaban. Lo miré al colectivero por el espejo y le dije:- "a dónde me llevan?". Entonces el colectivero se lo preguntó a ellos y le respondieron:- "somos enfermeros del Vieytes y este muchacho está piantado".
La charla continuó haciendo un recorrido de recuerdos desde los inicios de su carrera: En el año '54, Delfor le tomó una prueba en Radio Splendid.
En televisión, debutó junto con Marchessini y Locatti, en un programa que promocionaba el antiguo y desaparecido bazar "El Emporio de la Loza", en el que se veía al trío subiendo al tranvía, rompiendo platos y un mono los corría.
También tiene un compromiso para las próximas vacaciones de invierno con Piñón Fijo, cuyo sueño siempre fue compartir el escenario con su ídolo, al que veía todos los días cuando volvía del colegio, mientras tomaba la leche con galletitas. - Qué es lo más gratificante de su profesión? - Para mi lo más importante, lo que más me emociona es hacer reír a la gente, hacerlos olvidar de sus padecimientos. No muchos saben que este señor de característico flequillo, siempre fue muy solidario y generoso con los niños, a quienes estando enfermos, visitaba en los hospitales, llevándoles un poco de alegría y transmitiéndoles esperanza y fuerzas para salir adelante, y generalmente lo logró.
Su calidad humana está a la par de la calidad del artista que conquistó el corazón de niños y adultos, que regaló sonrisas con su gestito de idea, con su pregunta "Qué gusto tiene la sal", con su chupetómetro para que los chiquitos dejaran de usar chupetes y mamaderas. Esa es la ternura de un hombre con corazón de niño.
- Mi mayor recompensa es el cariño que recibo de grandes y chicos. Guardo como un tesoro todas las cartitas y dibujitos que me han mandado, en 90 biblioratos que están en la biblioteca de mi casa.
Nos sorprendió la espontaneidad de su invitación, a dos personas que recién conocía.
Ingresamos a su casa y nos permitió ver todos los reconocimientos recibidos, a los que valora por igual, desde sus cuatro Martín Fierro y sus dos discos de oro, hasta un simple papelito que alguna vez cubrió el pancho de un niño y se lo dio a Carlitos de recuerdo. Juntos nos emocionamos cuando vimos esos biblioratos de los que hablaba, repletos de cartas y dibujos, que mientras los muestra lo invaden de emoción. Sobre un mueble, fotografías de su familia, de sus show, otras con famosos, su nietita María Laura y algo muy simpático: en una cajita, un chupetito y una mamadera realizados en cristal, que le regaló Susana Giménez. La sorpresa de la entrevista: el chupetómetro que conserva al lado de su escritorio. Mientras nos cuenta y comparte con nosotros sus recuerdos, me incliné a ver sus discos de oro y como un chico travieso, sin que me de cuenta, me hacía "sumbudrule" con su mano sobre mi cabeza. Después de prestarse gentilmente a las fotografías, le agradecimos su atención de aceptar nuestra entrevista y la generosidad de habernos recibido en su casa. Gracias Carlitos! Esto no fue solo parte de nuestro trabajo, fue recordar nuestra infancia y la de nuestros hijos que alguna vez depositaron su chupetito en el chupetómetro. Nos hiciste sentir niños otra vez!
Texto: Susana Espósito - Fotos: Luis Leoz
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