Cierre del Bar Británico
Ubicado en la esquina de Defensa y Brasil, el Bar Británico es uno de los más emblemáticos de San Telmo y por su tradición, su cultura y su historia integra la lista de Bares y Confiterías Notables, de la ciudad de Buenos Aires.
Se le dio el nombre "El Británico" porque en la zona vivían muchos ingleses, pero durante la guerra de Malvinas y en 1983, se lo llamó "Bar Tánico".
En el año 1960 el señor José Miñones, inmigrante que llegó de la Coruña en 1957, alquiló el local, junto con dos socios, José Trillo y Manolo Pose y desde aquel entonces ellos mismos se ocupan de atender el bar, por el que pasaron muchas personalidades y donde se vivieron diferentes historias de vida.
Durante los fines de semana es el lugar de encuentro de aficionados al ajedrez, dibujantes, poetas y escritores que se acercan a ofrecer sus obras.
Ahora, el dueño del local quiere indemnizar a quienes le alquilaron durante 45 años, con la suma de $ 20.000 para que dejen el lugar y poder venderlo al mejor postor.
El vicepresidente de la Nación se acercó a jugar un partido de ajedrez, para solidarizarse con los vecinos que pretendían impedir el cierre, pero no alcanzó para lograr el objetivo, al igual que el pedido de Joaquín Sabina, quien en una conferencia de prensa, pidió "que no cierren el Británico".
La Dirección de Casco Histórico hizo de mediadora entre el propietario del local, sus inquilinos y los vecinos, para buscar una solución que conforme a todos. También afirmaron que el dueño se comprometió a "garantizar la continuidad del bar tal como viene funcionando hasta el momento", pero agregó que "los tres socios ya estaban muy mayores para seguir al frente del mismo".
El sábado 1º de abril al mediodía, un centenar de personas aguardaban la llegada del dueño, Juan Pablo Benvenuto que iría a desalojar el local y pedir las llaves.
A las 12, un abogado y una escribana de Benvenuto se acercaron en un automóvil y sin bajar, hablaron con el Sr. Trillo, a quien le dijeron que no habían ido a desalojarlos y que el lunes continuarían negociando.
Trillo no pudo contener sus lágrimas.
Texto y foto: Susana Espósito
