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Si hay miseria... que no se note!!!!
Muchas plazas de Buenos Aires están recuperando su esplendor de otros tiempos y seguramente, uno de los motivos sea prepararse con debida anticipación, para los festejos del bicentenario de la Revolución de Mayo.Sin embargo, caminando por la ciudad, podemos encontrarnos con algunas contradicciones que nos desconciertan, y nos permiten ver las dos caras de la moneda:
Por un lado, fuentes que se embellecen, canteros que recuperaron sus flores, ampliaciones de veredas, nuevo mobiliario urbano, contenedores para arrojar los distintos tipos de residuos, y otros detalles que han apuntado a mejorar los espacios públicos para que tengamos una mejor calidad de vida.
Por el otro, basura en las calles, tanto de quienes la sacan en un horario inadecuado, como excrementos de perros, volantes que son repartidos en la calle y el peatón los deja tirados, cabinas telefónicas destruidas, un Jardín Zoológico cuya puerta de entrada está totalmente sucia y pidiendo a gritos una mano de pintura, y así, una lista interminable de detalles que podemos observar, recorriendo nuestros barrios.
Pero como si fuera poco, hemos descubierto algo sorprendente y que puede generar serias confusiones que se agregarían a las que ya existen. Es común que la gente y hasta muchos medios de comunicación importantes confundan y llamen Plaza Francia a la Plaza Intendente Alvear, pero ahora se agrega otro motivo de confusión: varias plazas de Recoleta, muestran dos nombres en sus carteles y entonces uno se pregunta: Estaré en Plaza Francia o Parque Chacabuco?
Basta con recorrer este barrio tan elegante de la ciudad, como para comprobar este detalle que se repite en varias de sus plazas. La Plaza Francia (frente al Museo de Bellas Artes) exhibe un cartel donde se lee borroneado "Plaza Francia" y debajo se ve que dice "Parque Chacabuco". Seguimos recorriendo y vimos en varios carteles ese detalle y en algunos casos, del otro lado del cartel, un tercer nombre.
Ahora puedo comprender que a la Plaza Almagro le falte como a tantas otras el cartel que indica su nombre, también es comprensible que falten tantos otros carteles en esquinas de Buenos Aires y no podemos saber por dónde vamos. Cómo no comprender si esto ocurre en Recoleta, un barrio tan fashion que luce carteles recauchutados que pertenecieron a otros puntos de la ciudad.
Habría que ir pensando en cambiarlos u obsequiar a los turistas que caminan solos por la ciudad, una brújula para que se orienten o invitarlos a responder un multiple choice y si aciertan en qué plaza están, regalarles un souvenir (pero por favor... que no sea de los que dejan los perritos en la calle, porque huelen muy mal).
Texto y foto: Susana Espósito
