Plaza Primero de Mayo: hallaron restos de un cementerio
En 1871 se produjo en Buenos Aires una epidemia de fiebre amarilla, ocasionando muchas muertes. De alrededor de 200.000 personas que habitaban la ciudad, fallecieron 14.000.
En aquellos tiempos el único cementerio público que existía en nuestra ciudad era el de Recoleta y allí no se permitía que sepultaran a las personas fallecidas por esta epidemia.
Los que no eran católicos tenían grandes dificultades para ser enterrados porque las iglesias eran el único lugar posible de inhumación de cadáveres y no admitían a otras religiones.
El primer Cementerio de Disidentes funcionó en Juncal al 800, en un predio lindero a la Iglesia del Socorro, entre 1821 y 1833.
El segundo se hallaba en el barrio de Balvanera, en la Plaza Primero de Mayo (situada en Hipólito Yrigoyen y Pasco).
Este cementerio fue utilizado entre 1833 y 1892, año en que una disposición municipal clausuró el cementerio. Los restos fueron trasladados a la Chacarita (Cementerio Alemán y Británico actuales), pero muchos familiares no tuvieron recursos para los traslados o no autorizaron su movimiento y por eso quedaron miles de cuerpos debajo de la plaza.
Hace algunos días se estaban realizando tareas de remodelación del patio de juegos de la citada plaza y al excavar, fue encontrada una lápida, que sorprendió al operario que la descubrió, siendo tal el susto, que tiró la pala y salió corriendo.
La lápida que apareció a menos de dos metros de profundidad, tiene forma de libro abierto, es de mármol y corresponde a la tumba de una niña de 10 meses de origen alemán, que murió en 1886
También se hallaron restos óseos correspondientes a niños y adultos, botellas, cuentas de collares, manijas de ataúdes desprendidas, clavos y pedazos de vidrio se suman al particular hallazgo.
Debido a este hallazgo, se interrumpieron los trabajos para realizar una investigación, que permita recuperar la memoria histórica de la plaza.
Entre los entierros célebres realizados allí, figura el de Elisa Chitti de Brown, esposa del almirante Guillermo Brown
Para dichas tareas fueron convocados los arqueólogos Sandra Guillermo y Marcelo Wiesel, que elaboraron un plan de trabajo que incluye una prospección general de la zona para determinar nuevas excavaciones, la rotulación y análisis de las piezas, la limpieza de las mismas y su posterior interpretación.
Susana Espósito
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