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Sigue el vandalismo contra los monumentos
Hace unos días el monumento al Libertador Gral. San Martín fue víctima de un acto de vandalismo.La maravillosa obra que embellece la plaza que rinde homenaje al héroe máximo de nuestra Patria, apareció pintada con aerosol en sus laterales, robaron algunas de las placas y además el sable de un granadero que integra uno de los cuatro grupos escultóricos.
Este monumento fue realizado en dos etapas: primero fue el escultor francés, Louis Daumás, quien realizó la parte ecuestre, inaugurándose en 1862 y pasados unos años, para el centenario de la Revolución de Mayo, el escultor alemán, Gustavo Eberlein se encargó de embellecer el pedestal, enalteciendo la figura del Libertador y honrando a los Ejércitos de la Independencia.
El monumento a San Martín es el símbolo de la recepción argentina a todos los jefes de estado que visitan el país y además es una de las plazas más lindas del mundo.
No es la primera vez que ocurre algo así con los monumentos de la ciudad, ni será la última, pero hasta cuándo?
Se habló hace un tiempo, que las plazas de Buenos Aires contarían con guardianes, como hace muchos años, pero no llegó a concretarse y lo que resulta extraño es que en el entorno de la plaza San Martín, se encuentra el edificio de la Cancillería y el Círculo Militar, donde seguramente debería haber policía. Qué ocurrió, no estaba, nadie controla ni ve nada?
Más allá de la falta de respeto hacia monumentos que mantienen viva la memoria de quienes forjaron el destino de nuestro país, está el delito que no es penalizado.
Es frecuente ver frentes de casas o edificios con pintadas y nunca se hace nada por detener o multar a los responsables.
Actualmente hay gente que con gran sacrificio invierte sus pesitos en mantener el frente de su casa en condiciones y siempre aparece algún inadaptado que escribe tonterías y echa todo a perder.
Es tan difícil agarrar a los responsables y multarlos debiendo pagar la pintura y obligándolos a pintar el frente que mancharon?.
No creo que sea un castigo cruel y tal vez sería una medida ejemplificadora, no les parece?
Susana Espósito
