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Final de Bailando por un sueño

El formato de Bailando por un sueño ha sido tan exitoso, que hasta los políticos quisieron intervenir y demostrar sus aptitudes para alcanzar el objetivo tan deseado.

Sin embargo, al igual que en el formato original, hay un premio importantísimo, pero también hay un contrato a cumplir. En el caso del programa de Tinelli, los participantes están obligados (ganen o pierdan) a participar de presentaciones en programas de televisión, campañas publicitarias, animaciones en boliches bailables, etc. En el caso de los políticos que bailan por su sueño, deberán cumplir con lo prometido (que es muchoooooo).

Claro que de lo prometido a lo cumplido hay una gran distancia y los argentinos estamos tan descreídos de las promesas, que como jurado de este "Bailando por un sueño", nos cuesta mucho calificar y votar por el más creíble y que se haga acreedor de nuestra confianza. Se hace realidad ese refrán que dice: "el que se quema con leche, cuando ve a una vaca llora".

Por lo anteriormente expuesto, me tomo el atrevimiento de sugerir algo, que seguramente es obvio, pero que a veces se nos pasa por alto:

Entre los candidatos que aspiran al puesto de jefe de gobierno de la ciudad, los dos que corren con ventaja son Telerman y Macri. Sin embargo, debemos pensar fríamente y evaluar algunas cuestiones que a veces no tenemos en cuenta, como por ejemplo:

Uno es súper refinado, afrancesado, como ese estilo que caracterizó a la Buenos Aires de otros tiempos (bastante lejanos), cuando éramos el granero del mundo y podíamos darnos el gusto de pretender ser la París de Sudamérica. En ese período surgieron los palacios, los parques de trazado francés y la moda y costumbres que nos deslumbraban.

Por otro lado, en Argentina, el fútbol es pasión de multitudes y si de eso hablamos, Boca dice ser la mitad más uno (lo que haría falta para ganar las elecciones).

Lo que yo me planteo es lo siguiente:

Más que vivir en un palacio "afrancesado", no sería bueno que todos tuviéramos la posibilidad de acceder a una vivienda digna, que sea adquirida con el fruto del trabajo y NO por la fuerza y la usurpación ilegal.

Más que una plaza de trazado francés, no sería mejor poder vivir desacelerados y disfrutar de nuestros espacios verdes y que demostremos nuestra educación y cultura cuidándolos y no utilizándolos como escenarios donde manifestar las broncas?

Más que disfrutar de una cancha de fútbol para todos los simpatizantes de clubes, que más de una vez terminan convirtiéndose en campos de batalla donde hay tanta agresión y violencia, no sería bueno tener cancha libre en las calles y avenidas de nuestra ciudad, siempre cortadas por piquetes y manifestaciones de todo tipo, que coartan la libre circulación de los trabajadores que van o vuelven de sus trabajos?

Más que un bus o un trencito turístico, no estaría bueno que pudiéramos contar con colectivos, subtes y trenes para poder circular por la ciudad y también mayor seguridad para los que pueden viajar en avión?

Más que una Guardia Urbana, inútil como oreja de sordo, no sería bueno contar con policías confiables a quienes podamos encontrar cuando los necesitamos?

Más que planes trabajar, que todos pagamos a quienes no trabajan, no sería interesante que se generen fuentes de trabajo, para dignificar a todos los desocupados y enseñarles que esa dignificación la da el trabajo y NO un subsidio por ser holgazán?

No seamos ingenuos ni angurrientos, que no nos conquisten con un choripan!!! Todos tenemos derecho al asadito del domingo y en familia, y los que trabajamos tenemos mucho más derecho que los que se venden por un choripan y regalan un voto, que en el futuro tendrán que lamentar, porque no se trata de" pan para hoy y hambre para mañana", se trata del "pan nuestro de cada día".

Sumado a eso, pensemos en la educación que es la base de todo y en los días que se pierden de clases por los bajos sueldos que cobran los maestros, la falta de un plan de salud para todos, la falta de mantenimiento de los hospitales. SON NECESIDADES BASICAS QUE NO PODEMOS DEJAR DE VER.

Pensemos bien cómo debemos evaluar, agudicemos nuestra intuición para ver en quién depositamos nuestra confianza, no olvidemos que todos prometen y casi ninguno cumple. Esto no es un juego, nuestra votación decidirá quién cumplirá su sueño, pero que no sea a costa del nuestro.

Todos queremos una ciudad y un país que muestre que más allá de sus riquezas naturales cuenta con un mayor potencial humano, donde se ponga en marcha la honestidad, la sensibilidad, la solidaridad y la inteligencia necesaria para salir adelante, porque es lo que merecemos.

No nos conformemos pensando que tal vez nuestros hijos o nietos lleguen a ver un país mejor. Mientras hay vida, hay esperanza. Todos tenemos el derecho de verlo y parte de esa responsabilidad, es nuestra.

Que no gane el que baila mejor, que gane el que consideremos tiene mayores condiciones, aún para bailar con la más fea.

Susana Espósito
Fecha de publicación 25/05/07