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Quién controla las vías de la ciudad?
A pesar de que se están tomando medidas para tratar de prevenir accidentes, hay un detalle que todavía no se ha tenido en cuenta y que es de alto riesgo para quienes se desplazan por la ciudad: la falta de barreras o el mal funcionamiento de las mismas.
En esta semana he presenciado dos casos que generan gran temor a que ocurra algo grave y que luego habrá que lamentar.
El primer caso fue cuando viajaba en colectivo por la zona de Puerto Madero y desde el mismo, pude observar que un joven estaba detenido en el semáforo con su moto, su casco puesto, pero…. escuchando su MP3, razón por la cual, cuando tuvo luz verde para cruzar la zona de vías por las que pasa el tranvía turístico, no lo vio venir y los efectivos de la prefectura le hacían señas desesperadas para que esperara y así, evitaron un terrible accidente.
El segundo caso, fue en avenida Córdoba y las vías de Juan B Justo. Allí estaba la barrera baja, los autos esperando y no pasaba ningún tren.
Un vehículo traspasó la barrera haciendo zig zag y nosotros seguimos esperando, hasta que vimos a un hombre que levantó la barrera y nos indicaba que pasáramos. Hubo gran desconcierto porque no tenía ningún uniforme y no sabíamos si era alguien que por motus propio estaba haciendo eso. De esta manera, debí descender del auto, acercarme a las vías e indicar a mi hijo para que pasara.
Desde hace mucho tiempo se habló acerca de que desaparecerían los pasos a nivel y que se harían túneles, pero no solo fueron proyectos que nunca se ejecutaron sino que además no contamos con las normas de seguridad indispensables: barreras y que funcionen bien.
Es una barbaridad haber instalado un tranvía turístico y que no hayan instalado barreras.
Día a día estamos viviendo como dice el cantito de “la farolera” que tropezó y en la calle se cayó” –hoy en día o tropezamos en veredas rotas o patinamos con los excrementos de los perros. Luego sigue: “alcen la barrera para que pase la farolera de la puerta al sol” –acá o no hay barrera o si la alzan corremos el riesgo de ir con el auto derechito al infierno.
Ojalá no tengamos que seguir lamentando accidentes y alguien tome cartas en el asunto.
Texto y foto: Susana Espósito
Fecha de publicación 24/03/08
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