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Hijos amorosos e hijos "aves de rapiña"En la última semana se generó cierto debate acerca de la película "27 noches", en la que una mujer de 83 años, que disfruta su vida como se le antoja, de fiesta en fiesta, de sexo libre, etc. es internada en un psiquiátrico por sus dos hijas, intentando que un perito declare su insanía, por temor a que dilapide lo que ellas quieren heredar. La mujer, que está en su sano juicio, hace todo lo posible por demostrar que está en pleno uso de sus facultades mentales para lograr su libertad.
Es importante diferenciar a personas adultas mayores que padecen Alzheimer u otras enfermedades invalidantes, que requieren atención permanente y especial y, en los tiempos que corren, los hijos tienen sus obligaciones, deben trabajar, arman sus propias familias y no pueden ocuparse de los padres, por eso recurren a cuidadores, personas de acompañamiento o simplemente los internan y aquí se presentan dos situaciones muy opuestas: unos no tienen otro remedio que tomar esa triste decisión, pero los visitan todos los días o los días que pueden hacerlo pero otros, depositan a sus padres ancianos en geriátricos igual que como depositan el dinero de los viejitos en sus propias cuentas, toman la herencia por adelantado y lo peor es que, con suerte, los visitan una vez por semana. Las leyes establecen que hay herederos forzosos (o legitimarios), voluntarios (o testamentarios) y legítimos. Los herederos forzosos son los familiares que tienen derecho a un porcentaje mínimo de la herencia por ley (descendientes, ascendientes y cónyuge), mientras que los herederos testamentarios son aquellos designados directamente en el testamento del fallecido. Los herederos legítimos son quienes heredan por orden de parentesco en ausencia de testamento, e incluyen a los herederos forzosos y a los colaterales (como hermanos, tíos y primos). En Argentina, los principales son los descendientes (hijos, nietos, etc.), los ascendientes (padres, abuelos, etc.) y el cónyuge. El testador no puede privarlos de esta porción mínima, aunque puede decidir cómo se distribuye el resto de sus bienes. Ahora quienes somos adultos mayores, pero aún conservamos intactas nuestras facultades mentales, nos planteamos:
Muchas veces, la vida premia con hijos que aman tanto a sus padres, que así se lo demuestran hasta el último día de vida. Otros... olvidan el amor con que fueron concebidos, traídos al mundo, criados con dedicación y luego, lejos de valorarlos, no les dan ni una muestra de cariño, de compañía, un simple llamado telefónico para preguntar cómo están. Peor aún, es que un alto porcentaje de padres, criaron a sus hijos, luego ayudaron cuidando a sus nietos y cuando crecen y los abuelos envejecen, llegó el momento de depositarlos en un geriátrico, porque ya no les sirven más que para dejarles una buena herencia, que en algunos casos ya les otorgaron por adelantado y a quienes no lo hicieron, deciden ponerles límites para que no gasten lo que consideran que les pertenece. Triste pero real. Así como los padres debemos criar hijos con la libertad de elegir como quieren vivir sus vidas, que también los hijos no interfieran en la elección de la vida que quieren vivir sus padres y cómo invertir o gastar su dinero, excepto una real enfermedad que no admita otra opción, pero que sea tomada con el mismo amor con que ellos fueron criados y acompañados en su crecimiento. Ahora es tiempo de que los adultos mayores cosechen lo sembrado. No puede haber debate, tiene que haber amor y empatía, porque algún día, si tienen suerte, también llegarán a viejos. Sugerencia: Hacer como el personaje de "27 días", Martha Hoffman, vivir la vida como se nos antoje, que es también lo que hacen nuestros hijos, a quienes no cuestionamos ni limitamos por hacerlo!!! Susana Espósito - 4663 caracteres - Viernes 31/10/25 |
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