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Recuerdos de barrio

Dady Brieva presenta su espectáculo "Recuerdos de Barrio" en el teatro Astral, situado en avenida Corrientes 1369 y todos los que tenemos más de 40 años, podemos revivir aquellos tiempos de la niñez y la adolescencia, cuando las costumbres y las relaciones familiares eran diferentes a las actuales. Tal vez por eso, es interesante también para los jovencitos y más allá de divertirse, advertirán que las reglas eran otras, habiendo cambiado algunas para bien y otras no tanto.

Se trata de un unipersonal en el que el humorista recrea los años de su infancia, junto a sus hermanas, un padre policía y una mamá muy particular, que todavía vive.

Comienza hablando de la casa que habitaban, muy sencilla, en la que compartía la misma cama con una hermana, un baño con calefón eléctrico del que apenas salía agua de la regadera, la hora de la comida en la que no volaba una mosca, la sagrada siesta del padre, durante la que no se debía hacer ruido.

Uno de los relatos más graciosos recordaba los sorteos del gordo de Navidad, la familia toda reunida, con la gran cantidad de números de rifas que compraban y mientras esperaban ansiosos el resultado, convencidos de que algo iban a ganar, cada uno tenía su tick: la madre tomaba cerveza, el padre sacaba a San Cayetano de atrás de la puerta y aunque no era creyente le prometía que si le hacía ganar le podía sostener un rato al niño, la hermanita que tenía urticaria y comenzaba a rascarse, su desesperación porque tenía parásitos y el padre que lo amenazaba si lo veía rascarse la cola. Finalmente, cuando los niños cantores anunciaban el número del premio mayor, revisaban número por número, no habían ganado nada y todo seguía igual.

También contó acerca de las Fiestas navideñas, cuando el padre y los tíos cocinaban el lechón mientras bebían vino y llegaban en curda a la hora de la cena, la ensalada rusa que preparaba una tía con mayonesa casera, el vitel toné que hacía otra, la ensalada de frutas y allí, en la casa de su abuela, todos llevaban sus utensilios y luego de la cena, cada uno lavaba los suyos.

Después llegó el momento de recordar las épocas de su adolescencia, cuando era monaguillo, cuando debido a lo que el sacerdote les decía que era pecado, no se animaba ni siquiera a darle un beso a una chica y así fueron pasando distintos pasajes de su vida, en la que muchos nos hemos visto reflejados, en ese espejo del pasado, en que con simplezas vivimos felices, aunque con otras reglas, entendiendo claramente lo que nuestros padres nos estaban queriendo decir con una mirada.

Habló también de su nueva pareja, las limitaciones a la hora del sexo cuando hay un hijo pequeño y la organización de las vacaciones, cuando su mujer le dice: "llevame a algún lugar al que nunca haya ido" y él le responde: "entonces podemos ir a la cocina"!!!

Muchas risas, muchos recuerdos, emociones y una frase recurrente: Qué tiempos aquellos!!!


Noticia publicada el: 07/06/12 - (Cantidad de caracteres:2907)




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