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FILETE PORTEÑO


Es el ornamento cariñoso y altivo de carros y camiones, de carteles de almacén y de ventanitas floridas. Un arte que ha pasado de maestro en discípulo, dándole originalidad argentina a antiguos modelos decorativos europeos.

Origen del Término: En Buenos Aires se utilizan los términos "Filete y fileteado", indistintamente, para referirse al arte popular nacido en esta ciudad a principios del siglo XX.

Técnica: Para realizar un filete es necesario hacer previamente un boceto sobre la superficie elegida.
Una vez concretado esto es necesario traspasarlo al material de base. El diseño se dibuja sobre papel manteca y luego, con una ruedita para cortar ravioles se perfora el papel siguiendo las líneas del dibujo. El resultado de esto se llama espulvero, se coloca sobre la superficie a filetear y se frota con polvo de carbonilla. Llega entonces el momento de aplicar la pintura . Para trazar líneas rectas se utiliza un hilo continuando con el resto del diseño. Los llamados toques de luz son aquellos pequeños trazos que materializan el volumen mediante colores muy vivos, y a través del contraste y las transparencias.<

Los motivos más utilizados son: flores, volutas, cintas celestes y blancas, la virgen de Luján, cabezas de caballos y el típico rostro de Carlitos Gardel.

El filete porteño tuvo su origen en la decoración de carros de verduleros, lecheros y panaderos, extendiéndose a otros vehículos de tracción a sangre, para luego pasar a camiones y autobuses. Más recientemente se lo ha usado en la arquitectura, ornamentando bares, restaurantes, y en interiores de viviendas, muebles y objetos. Alegre y colorido, expresa mejor que ningún otro el alma sentimental y nostálgica de Buenos Aires, dándole con su luz y elegancia matiz de joya a lo cotidiano.

La gran corriente inmigratoria buscó nuevas maneras de expresar su sentir y por ello el filete es una amalgama de influencias hispánicas, italianas y sajonas, pero el porteño le dio su toque que lo distingue, donde se pone de manifiesto el machismo y su sentimiento patriótico.

Para los fileteadores era un duelo en el que se ponía en juego la inventiva y habilidad para decorar esos carros, que a decir de un fileteador, una vez terminados, "eran esperados como una novia que llega a la iglesia y a la que no se le perdona la falta de detalle en su vestido".

La alegre y multicolor ornamentación iba acompañada de ocurrentes frases, generalmente de doble intención, con la típica picardía del porteño: "si precisás una mano, avisame, tengo dos". Por ello, el fileteado no solo persigue fines estéticos, sino como manifestación de los valores socioculturales.

Con el correr del tiempo, el filete dejó de ser utilizado por varios años, pero en la última década, vuelve a resurgir como una expresión de deseo por recuperar las raíces de este arte popular que volvemos a ver en carteles, en quioscos de diarios, instrumentos (como el acordeón de Pipo Pescador, hasta en prendas íntimas para mujeres, tal vez diseñadas pensando en la sensualidad asociada con el filete y el tango.

Conozca Buenos Aires entrevistó en su taller de San Telmo a uno de los más destacados fileteadores porteños, el Sr. Martiniano Arce (ver nota)

Susana Espósito



Paseo del filete, en la zona del Abasto

Carro del lechero - Colectivo - Carro del panadero

Acordeón de Pipo Pescador - Caja resgistradora y piano del bar Homero Manzi

Bandeja y caja - Cartel exhibido en el Museo de la Ciudad - Caja de ropa interior y bretel fileteado

Imágen de Evita (Museo Evita) - Cartel en calle de San Telmo

Fotos: Susana Espósito y Luis Leoz

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