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La extinción de los teléfonos públicos

En 1878 se realizaron los primeros ensayos de comunicación telefónica en la Argentina, con aparatos construidos en Buenos Aires y la explotación del servicio, en forma permanente y comercial, comenzó en 1881.

El primer teléfono fue instalado en la residencia del entonces Ministro del Interior, Bernardo de Irigoyen.

En la década del 60, tener un teléfono era un signo de status social y lograr tener una línea telefónica era algo difícil de lograr, a veces demoraban hasta 20 años para que el solicitante pudiese tener tan preciado aparato. Por eso, la instalación de los teléfonos públicos, permitía a aquellos que no lo tenían en su casa, poder comunicarse por unas monedas.

Sin embargo, con la aparición de la telefonía celular, actualmente masificada y los locutorios, influyeron para que los teléfonos públicos fueran quedando en desuso y por eso, el Gobierno porteño los está sacando de a poco. En el microcentro ya se han retirado más de la mitad. El trabajo se hace en conjunto con Telefónica y Telecom.

Durante el año 2008, de un total de 176.690 líneas de telefonía pública, el 54% correspondía a líneas en la vía pública y el 46% a líneas en locutorios.

Actualmente, según datos aportados por el gobierno de la ciudad, quedan apenas 2.000 teléfonos públicos.