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    ¿Protección a los animales
    e indiferencia a los humanos?

    Un matutino publicó una nota acerca de la decadencia del alquiler de mateos. Los pintorescos carros fileteados tirados por caballos que ofrecen paseos por el barrio de Palermo, han dejado de ser tan requeridos como en otros años y tienden a desaparecer.

    Probablemente, las bicicletas gratuitas que ofrece el gobierno porteño, tanto para residentes como para turistas, han sido consideradas una excelente opción para recorrer la ciudad y es sabido que todo lo gratuito es más atractivo, aunque también injusto, ya que esas bicicletas existen gracias al dinero que los porteños pagamos en concepto de impuestos y además, este tipo de servicio, que existe en otros países del mundo, no es gratis y debemos pagar por utilizarlo.

    El tema de los mateos trae a colación el uso de los caballos, la tracción a sangre, que provoca enojo y reclamos de las asociaciones protectoras de animales, como ha ocurrido con las carreras de galgos, logrando finalmente que fuesen prohibidas. Sin embargo, a juzgar por los hechos y utilizando la misma vara, también deberían prohibirse las carreras de caballos y no se hace, ni se hará, porque ese sí que es un buen negocio.

    Lo más grave es que aquellos que se rasgan las vestiduras por la protección de los animales, parecen indiferentes a los seres humanos que viven iguales situaciones y el Estado es quien primero debería verlo y solucionarlo. Un claro ejemplo se ha visto el pasado sábado en el barrio de Recoleta: un hombre de aproximadamente 60 años, con renguera, se desplazaba con gran dificultad por Azcuénaga y luego dobló en avenida Las Heras, traccionando como si fuese un caballo, un pesado carro en el que iba juntando cartones y otros elementos que seguramente luego vendería para ganar unos pocos pesos.

    El dueño de uno de los mateos que aún sobrevive en Palermo, cuenta que le duele cuando los defensores de los animales se paran frente a su carro, con pancartas en las que dicen "basta de torturar a los animales".

    Yo me pregunto: ¿alguien defiende a las personas que por dignidad y para poder comer hacen un trabajo de animal?

    ¿No habría que comenzar a mirar y ver? Tantos subsidios que fomentan vagancia, tantos terrenos usurpados que luego son otorgados en forma gratuita y se los urbaniza y la injusticia social que nos muestra la otra cara de la moneda, gente que trabaja de lo que sea para poder comer y no reclama ningún subsidio, simplemente trabaja.

    Así como el Ministerio de Modernización, Innovación y Tecnología, Andrés Freire, tiene la idea de reemplazar los caballos de los mateos por motores eléctricos... sería bueno que más allá de pensar en los animales y protegerlos, se piense en la dignidad humana que significa tener un trabajo digno, salud, educación y sobre todo, demostrar el respeto por el otro, el que merecen los humanos y por supuesto también los animales.


    Susana Espósito - Noticia publicada el: Miércoles 08/02/17 - (Cantidad de caracteres: 2885)




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