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    El cuento de Caperucita tildado de sexista y tóxico

    El mundo está cambiando de forma abrupta y si bien valen la pena las luchas por la inclusión, por la igualdad de género, la paridad en el ámbito laboral, etc, etc, hay algunos temas que resultan exagerados y hacen pensar que mucha gente se extralimita y pierde su tiempo en vanalidades y queriendo cambiar cosas que no deberían cambiar.

    Que no a los piropos porque es acoso, que no a una mirada porque es acoso, cuidado de no rozar a alguien para descender de un transporte porque es abuso, que ojo con los restaurantes y confiterías que llamen la atención a los besos o manoseo en sus locales porque es discriminación, que hay que cambiar el protocolo de las milongas... ¿Cuánto más hay que ceder?

    ¿Por qué debemos aceptar que se enseñe a nuestros hijos un lenguaje inclusivo que no es tal? ¿Por qué aceptar que les hablen que una familia puede estar integrada por dos hombres o dos mujeres si nuestra familia es como siempre ha sido, con una mamá y un papá? ¿Por qué enseñan a los varoncitos a pintarse los labios y a las niñas a jugar al fútbol, casi imponiéndolo y generando confusión a tan corta edad?

    caperucita rojaAhora, una escuela de Barcelona sacó de su biblioteca el cuento de caperucita por considerar que es sexista y tóxico y acá, en nuestro país se ha considerado que dicho cuento advierte sobre el cuidado que debemos tener con desconocidos, no confiar en ellos, porque cuando Caperucita confió en el lobo, puso en riesgo su vida y luego, el cazador generó el final feliz cuando la salvó de ser comida por el animal. Caperucita es un cuento escrito por Charles Perrault en 1697.

    Lo cierto es que con una mirada que todo lo censura, todos los libros deberían ser retirados del mercado por algún razón.

    Estas miradas diferentes han dado lugar a que la obra haya sido apropiada por cada una de las culturas y las ideologías imperantes de las distintas épocas, ha sido reescrita, adaptada, readaptada y versionada por cientos de autores, que cambiaron el contenido de la canastita de alimento que la niñita lleva a la abuelita, de acuerdo a cada moda comestible, que ha cambiado por lobos modernos que dejan la carnicería y se transforman al veganismo, que entran a la universidad, abuelitas que hartas de ser comida huyen y se mudan a un geriátrico, caperucitas que organizan congresos, que envenenan al lobo, que escapan de sus panzas y así muchas versiones que hasta parecen ridículas.

    ¿Hay derecho a cambiar una obra escrita, modificando lo que su autor quiso contar y cambiar el sentido de lo escrito por él? Esto sería como si alguien pretendiera quitar de exhibición, en el Museo del Prado, el cuadro de Goya en el que se ve a Saturno devorando a su hijo, algo que parece atroz y aberrante o si una persona visita el Museo del Louvre y quiere pintarle las cejas a la Gioconda porque todas las personas tienen cejas y ella no, entonces hay que pintarlas para que se sienta incluída... El arte es arte y nadie tiene derecho a pretender cambiar la creación de un artista.


    Susana Espósito - Noticia publicada el: Miércoles 10/07/19 - (Cantidad de caracteres: 3021)




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