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    Profanadores de tumbas en Chacarita

    Como es de público conocimiento, los motochorros, los arrebatos de celulares, bolsos y relojes, entraderas, salideras y todo lo que uno pueda imaginar, ocurre en Buenos Aires y no hay barrio que se salve de la inseguridad, pero... algo inimaginable es que ni los muertos se salvan, ya que la profanación de féretros está a la orden del día.

    Según ha trascendido, cada vez son más los robos en las bóvedas de los cementerios, sobre todo en Chacarita, con una superficie mucho más grande que los cementerios de Flores y Recoleta. Ya hace años que el robo de placas de bronce e incluso, alguna vez, una puerta, ocurre, pero también ahora violentan las puertas de las bóvedas, luego las tapas de los ataúdes y revisan al muerto para ver si encuentran alguna joya de valor que llevó puesta en su viaje a la eternidad.

    Vale la pena recordar que además de estos reiterados casos de profanación, también se sabe que algunas bóvedas que tienen sus puertas forzadas, han sido utilizadas muchas veces como albergue transitorio, sí, así es aunque cueste creerlo.

    De acuerdo a lo que cuentan algunos cuidadores, es de lo más común que utilicen barretas para hacer palanca y poder abrir la puerta de una bóveda, pero lo que resulta más complicado es forzar la tapa de un ataúd de bóveda, ya que además de la caja de madera, tiene otra de metal en su interior y es así que sin importar nada, rompen la tapa a la altura del rostro del difunto y luego introducen la mano y al tanteo verifican si hay alguna alhaja para robar. Esto es algo bastante improbable, ya que antiguamente, los muertos partían con ese tipo de pertenencias, pero precisamente, luego de haberse producido las primeras profanaciones, ya se dejó de lado esa costumbre que no tenía razón de ser y solo era una tentación para los ladrones, que en otros tiempos solían robarse hasta los dientes de oro de algún adinerado que reemplazaba una pieza dentaria por otra del preciado metal.

    Policías de la Comisaría 15 han dado cuenta de varias denuncias recibidas por robos decrucifijos, placas de bronce, jarrones de cristal, velas y otros elementos de valor.

    En septiembre de 2019, fue el caso de la profanación de la bóveda de la familia del compositor Alfredo Le Pera, donde descansan los restos del abuelo de Carmen Barbieri, el músico Guillermo Barbieri, fallecido en el accidente de avión en el que perdió la vida Carlos Gardel y otros artistas, en 1935. Allí se robaron los picaportes y las placas de bronce que rendían homenaje a quienes descansan en esa bóveda.

    Dos meses antes, en julio, el robo de una estatua de 450 kilos ya había concentrado atención. Era un monumento que homenajeaba a José Gregorio Rossi, el creador de la Cédula de Identidad. Debido al peso y la altura (1,80 metros) sólo se lo pudo haber sacado con una grúa o en un camión.

    Sobre este preocupante tema, fuentes del Gobierno porteño dijeron: "Se relocalizarán las cámaras en cada acceso y se harán rondas para prevenir ilícitos".


    Susana Espósito - Noticia publicada el: Jueves 30/01/20 - (Cantidad de caracteres: 2979)




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