Conozca
Buenos Aires


MENU PRINCIPAL

  • Home
  • Noticias
  • Historia
  • Barrios
  • Iglesias
  • Plazas
  • Monumentos
  • Arquitectura
  • Cúpulas
  • Puertas
  • Vitrales
  • Pisos
  • Arañas
  • Relojes
  • Aljibes
  • Murales
  • Filete Porteño
  • Curiosidades
  • Perlitas
  • Pasajes
  • Arboles
  • Destacados
  • Postales
  • Día y Noche
  • Ayer y Hoy
  • Museos
  • Bibliotecas
  • Ferias
  • Café - Bar
  • Sabores
  • Donde ir
  • Espectáculos
  • Tango
  • Info al Turista
  • Visitas Guiadas
  • Videos
  • Web amigas
  • Teléfonos útiles
  • Notas en medios

  • Contacto

    Usted es el visitante

    Desde 01/01/2016


    www.conozcabuenosaires.com.ar




    Ricos y pobres de ayer y hoy

    Argentina es un país maravilloso, que como hemos escuchado muchas veces, por su situación geográfica, es favorecida con cuatro climas bien definidos, propicios para todo tipo de cultivo y cría de ganado. No en vano ha sido llamada “el granero del mundo”.

    Es incomprensible que teniendo todo a favor haya pobres y gente que muere de hambre. La fertilidad de nuestro suelo nos brinda los frutos de la tierra y las mejores pasturas para la cría de ganado y aves de corral; los ríos y el mar nos regalan peces y mariscos que incluso, barcos piratas vienen a tomarlos sin permiso.

    ricos y pobres

    ¿Será que no debería regalarse el pescado y habría que enseñar a pescar y fomentar el cultivo y enseñar la maravilla de plantar una semilla y ver brotar una planta que nos ofrecerá alimento?

    La pobreza es una enfermedad generada por el virus de la ignorancia y la holgazanería. El no saber implica no tomar acciones que permitan autoabastecerse, progresar, vivir dignamente y la vagancia es el resultado de tener quien nos mantenga, sin tener que hacer el menor intento por salir de esa zona de confort, porque es más cómodo, no requiere esfuerzo, pero quienes están en esa situación deberían saber que la dependencia no es gratis, nos convierte, sin saberlo, en esclavos y así fue siempre en nuestro país.

    El intento del adelantado Pedro de Mendoza por fundar Buenos Aires fue fallido, por querer someter a los aborígenes que aquí vivían, suponiéndolos tontos. Sin embargo, cuando los Querandíes lo percibieron, lejos de someterse ofrecieron resistencia, de una manera pacífica, simplemente dejaron de proveerles alimentos y los españoles terminaron comiéndose desde el cuero de sus botas hasta un caballo e incluso se habla de canibalismo. Finalmente, decidieron retornar a España, con pena y sin gloria.

    Más de dos siglos después, en la época de la colonia, los vecinos de clase acomodada tenían a sus esclavos, no solo para atenderlos, también debían trabajar y rendir sus ingresos a los amos. Los negros, generalmente provenientes de Africa, solían trabajar la tierra, sembrar, cosechar y los campos fueron dando sus frutos y buenos dividendos para los terratenientes, que se enriquecieron.

    En tiempos de aquel “granero del mundo”, Argentina se iba transformando en un país que crecía y vislumbraba un futuro muy próspero, que de hecho llegó a tenerlo. Claro que ese país contaba con dos clases bien diferenciadas, los ricos y los pobres.

    También hubo una epidemia de fiebre amarilla, que este último año tanto recordamos, comparando aquellos tiempos con la actualidad, aunque con notables diferencias, porque aquello ocurrió en Buenos Aires y la pandemia de Covid, la está padeciendo el mundo entero.

    La epidemia de fiebre amarilla marcó más las diferencias sociales, porque los ricos que habitaban la zona sur de la ciudad, emigraron a la zona norte, donde construyeron mansiones palaciegas y vivieron con todos los lujos. Los pobres, quedaron expuestos y fueron víctimas de la fiebre amarilla, muchos murieron y quienes se salvaron, vivieron hacinados en las casas abandonadas por los ricos, que se transformaron en conventillos, con condiciones sanitarias poco propicias para la vida. Una pieza por familia, un solo baño a compartir entre más de cien personas que vivían en esos lugares.

    Y fue pasando el tiempo, pasaron los gobiernos, apareció una pirámide social que permitió que algunos pobres ascendieran y lograran, con esfuerzo y trabajo, acceder a una vida mejor, pero también surgieron los sindicatos, que embanderados en la “lucha por los obreros” y la defensa de sus derechos, también pensaron en sus propios bolsillos y se aprovecharon de la ingenuidad del trabajador para saciar su ambición desmedida.

    Los gobiernos de turno, algunos menos malos que otros, todos prometieron lo que después no cumplirían, simplemente dando migajas a tantas bocas hambrientas y las migajas son para los pajaritos, las personas merecen dignificación y eso lo da el trabajo, que nos brinda la tranquilidad de poder sustentar nuestro hogar, llevar un plato de comida a la mesa, sin deber nada a nadie, solo con esfuerzo y dedicación.

    Hoy, como dice el tango “Cambalache”: todo es igual, nada es mejor. Siguen existiendo ricos y pobres, aunque parece que la balanza está desequilibrada, muchos pobres que viven muy mal y pocos ricos que viven muy bien. Contrastan las villas que crecen día a día, con los exclusivos departamentos en Puerto Madero y las lujosas casas en Nordelta; contrastan los carros de los cartoneros con los autos de alta gama de los afortunados que tienen suculentas cuentas bancarias.

    La desigualdad social existió y parece que existirá siempre. Todo seguirá igual si nada cambia, si seguimos incurriendo en los mismos errores y no priorizamos la salud, la educación y el trabajo, que una vez finalizada esta pandemia, debería ser prioridad en la agenda de quienes gobiernan el país, porque como dice nuestro presidente: “Hay que poner a la Argentina de pie”, pero son necesarias muchas manos que comiencen la obra, para que el país renazca como un ave Fénix, como merecemos los argentinos.


    Susana Espósito - Noticia publicada el: Miércoles 30/12/20 - (Cantidad de caracteres: 5106)




    Página Declarada de
    Interés Cultural
    (Legislatura CABA 512/2004)


    Auspiciada por:
    El Ministerio de Cultura del GCABA
    Res. 2027/2005
    y la
    Subsecretaría de Turismo del GCABA Res. 065-SSTUR-07