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    ¿Qué diría Miguel Angel Buonarotti?

    El domingo 11 de julio, el New York Times publicó una nota realizada por la periodista, Emma Bubola, acerca de un brazo robótico que esculpe el mármol y crea bellas esculturas. Si bien es un importante invento, ¿qué opinaría Miguel Angel Buonarotti?

    En su estudio de Carrara (Italia), el escultor, Michele Monfroni dijo: “Si Miguel Ángel viera a los robots se arrancaría los pelos”.

    brazo robotico abb2

    ABB2 es un brazo robótico, de aleación de zinc, 4 metros y una muñeca giratoria, posee un dedo recubierto de diamantes y logra esculpir con precisión milimétrica un bloque de mármol blanco, dejándolo suave y con un brillo fantástico.

    Pero más allá de la perfección, ¿puede un robot transmitir a una escultura la pasión y emociones que un escultor va dejando en un trozo de mármol, al que desnuda, convierte en obra de arte y termina conmoviendo al espectador?

    Lenta y constantemente, ABB2 fresó la losa de piedra, dejando los contornos de suaves hojas de repollo para una escultura diseñada y encargada por un renombrado artista estadounidense.

    Los fundadores y empleados de Robotor, el laboratorio de robótica, propietario de los robots escultores, creen que abrazar la tecnología avanzada es la única manera de garantizar que el país siga estando en la vanguardia artística.

    "No necesitamos otro Miguel Ángel", dice Michele Basaldella, de 38 años, un técnico que se autodenomina el cerebro de los robots. "Ya tuvimos uno".

    Asimismo ellos consideran que si durante el renacimiento, en los talleres florentinos había artesanos que trabajaban, tanto en la escultura como en la pintura y luego la firma la ponía el maestro, pasó mucho tiempo y ahora, son los robots de Carrara los que trabajan en el anonimato. Muchos de los artistas que los emplean exigen que sus identidades se mantengan en secreto, ya que quieren perpetuar la idea de que siguen cincelando con un martillo.

    Giacomo Massari, uno de los fundadores de Robotor, de 37 años, argumentó que el abandono de las técnicas artesanales tradicionales era la única forma de permitir que la escultura italiana en mármol sobreviviera y prosperara. La prosperidad de Carrara ha dependido durante mucho tiempo del atractivo de su mármol para los artistas.

    Si bien hay una permanente evolución y la ciencia hace importantes aportes que facilitan ciertos trabajos, la mano del hombre, su sensibilidad y la pasión que transmite a sus obras, es muy difícil de igualar. Tan solo pensar que Miguel Angel, como tantos otros escultores importantes, recorría las canteras en busca del bloque de mármol perfecto para plasmar sus obras, y ahora simplemente se trae una pieza y se programa a un robot para que esculpa, resulta incomparable. Ese valor agregado no puede brindarlo un robot.

    Lo interesante, es rescatar además la humildad del genial Miguel Angel, que ha conmovido al mundo con La Piedad, que se ha enojado con su Moisés (al que alguna vez le preguntó por qué no hablaba, porque es tan real que solo le falta hablar) y cuando alguna vez le preguntaron cómo logró la perfección del David, simplemente respondió: “El David siempre estuvo escondido en ese gran bloque de mármol, lo único que yo hice fue quitar las partes que sobraban”.

    Pero pasaron varios siglos y el mármol de Carrara cayó en desgracia y la piedra translúcida y de vetas grises se convirtió en material de suelos de baño, mesadas de cocina y monumentos funerarios. Además, en Carrara cada vez menos jóvenes estaban dispuestos a realizar el arduo trabajo de cincelar la piedra, por no hablar de los riesgos para la salud que conllevaba el consumo de polvo.

    brazo robotico abb2

    Esa situación inspiró a los creadores de este brazo robótico que fue probado en un almacén al pie de la montaña y Massari señaló una reproducción de "Psique revivida por el beso de Cupido", una obra maestra de la escultura neoclásica, realizada por Canova, quien demoró cinco años para hacerla y "nosotros tardamos 270 horas", agregó Massari.

    Massari y su socio compraron inicialmente sus robots a empresas tecnológicas locales y luego comenzaron a producir sus propias máquinas, con software casero y piezas alemanas.

    Basaldella, el técnico, dijo que muchos de sus antiguos compañeros de la escuela de arte eran excelentes escultores pero no destacaban, porque la destreza manual no es nueva ni está en demanda, pero los robots pueden lograr resultados innovadores si se construyen "con sensibilidad artística", dijo, sentado en una sala de control donde inspeccionaba un bloque de mármol en 3D escaneado en su ordenador. "Creo que nuestros robots son una obra de arte", dijo.

    Michele Monfroni, escultor de 49 años, que tiene su taller en las montañas, cerca de Carrara dice: "Los robots son un negocio, la escultura es una pasión".


    Susana Espósito - Noticia publicada el: Jueves 15/07/21 - (Cantidad de caracteres: 4713)




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