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    El barrio de Belgrano vive su Cinema Paradiso

    El barrio está experimentando su propio "Cinema Paradiso". Se anunció el cierre definitivo del Complejo del Arte Multiplex, perteneciente a la familia Feldman, que había sido totalmente acondicionado en 2013, pero ahora la crisis generada por la pandemia lo llevó a tomar esta lamentable decisión.

    sala de cineEn las últimas décadas, los grandes complejos de cines, con mayor confort y tecnología, se fueron instalando en Buenos Aires y fue así que los cines de barrio fueron desapareciendo. Actualmente, es la pandemia la que provocó el cierre de locales gastronómicos, locales comerciales y los cines no han sido la excepción.

    Sólo en Belgrano, los Feldman tenían dos cines y 13 salas: ocho en el Multiplex Belgrano y cinco en el Arte Multiplex que cerró.

    En la histórica calle Lavalle suman otras siete salas en el único sobreviviente en la peatonal: el Monumental y en Provincia, en Canning, tienen seis salas, y en Pilar, nueve. En abril de 2013 habían empezado a alquilar el edificio del complejo Arte Multiplex, pero no pudieron seguir sosteniéndolo.

    A pesar de la crisis y sus consecuencias, Gabriel Feldman trata de ser optimista y lo manifiesta diciendo: "Yo no tengo dudas de que el cine y el resto de las actividades culturales contribuyen al bienestar de la gente. Esto no va a desaparecer, el arte no va a desaparecer pero está golpeado".

    Feldman dice que en comparación con otros ámbitos, como restaurantes y gimnasios, que se habilitaron primero, el cine es un lugar seguro y lo fundamenta comentando por qué: "Primero, siguiendo el protocolo requerido, instalamos equipos de aire acondicionado que renuevan el aire. Segundo, en el cine no se habla por lo que la emisión de aerosoles es menor y el volumen de aire dentro de una sala, con techos de entre 8 y 10 metros, es alto. Tercero, el público no está enfrentado, sino mirando hacia una pantalla. Cuarto, nadie se saca el barbijo y se pone a conversar. Quinto, las entradas son numeradas y se puede garantizar el distanciamiento".

    Unas semanas antes del cierre de Arte Multiplex, también cerró Cinema City General Paz, en Cabildo y Rivera desde 2011, cuyo dueño, Marcelo Harari, informó que la decisión se debió a la imposibilidad de adaptar los sistemas de ventilación a las exigencias del protocolo para la habilitación de los cines en pandemia.

    Entre el fin de un cine y otro, en 19 días y solo en Belgrano, se perdieron 11 salas y 2.276 butacas. Quedan el Showcase y los otros Multiplex.

    En los barrios, en los shoppings y en los complejos las salas de cine permanecen cerradas y persiste la incertidumbre acerca de cuántas volverán a abrir, pasado este período de nuevas restricciones por la pandemia.

    El cine ha sido siempre un lugar de esparcimiento, un acontecimiento social que ni siquiera la llegada de la televisión pudo igualar y tampoco la aparición de los video clubes logró opacar el disfrute de la pantalla grande. Prepararse para ir al cine requería elegir la película, el horario que a cada uno resultaba conveniente, vestirse para la ocasión y por supuesto, no podía faltar alguna golosina, chocolates, turrones, maní con chocolate para disfrutar junto con el film y en lo posible sin hacer ruido al quitar el envoltorio.

    Ni que hablar de los cines de barrio en los que la gente podía ingresar mientras brillaba el sol y salía cuando ya era de noche, porque en la década de los 60, pagando una entrada se podían ver tres películas. Claro está que eran muchas horas y por ende, solían llevar mucho más que una golosina: un termo con bebida fría o caliente (según la estación del año), galletitas, sandwich o alguna otra dulzura para merendar.

    Las salas no tenían la pendiente pronunciada con la que cuentan las actuales ni las cómodas butacas, mullidas y de respaldo alto, que disfrutamos ahora. El desnivel del piso era mínimo, las butacas eran de madera y había que rogar que delante de uno no se sentara alguna persona demasiado alta o una señora con sus peinados batidos que nos impedían visualizar bien la pantalla. Otras diferencias actuales son los acomodadores que antes nos llevaban hasta nuestro asiento y los vendedores de golosinas, que ahora no están porque antes de ingresar a la sala debemos comprar afuera lo que queramos consumir, generalmente arman combos de baldes de pochoclos (bien molestos por el ruido que hacen quienes los consumen) y gaseosas.

    sucesos argentinosOtras diferencias que podríamos citar son los telones de antes, en los que aparecían a modo de "patchwork", rectángulos de publicidades de pizzerías, casas de ropa, zapaterías, etc. y al levantarse ese telón y apagarse las luces de la sala, antes de la película, proyectaban "Sucesos Argentinos", el primer noticiero cinematográfico argentino, creado por el empresario Antonio Angel Díaz, cuando aún no existía la televisión en el país. La primera emisión de este noticiero semanal fue el 26 de agosto de 1938 y la última vez que se proyectaron fue en 1972.

    Lo cierto es que el cine, más allá de ser un espacio de entretenimiento es un lugar de encuentro con el arte y ha sido para la Argentina (en sus inicios) una ventana a un mundo desconocido y a otras culturas que hoy, gracias a Internet, son más accesibles, se acortaron las distancias y nos permite estar informados de todo lo que ocurre, en el mismo momento en que está sucediendo, pero para un país joven como el nuestro y una sociedad que tanto quería asemejarse a los europeos, el cine ha sido incluso una herramienta cultural que les permitió ver, aprender y adquirir esas costumbres, que de a poco fueron incorporando para formar parte de la Belle Epoque Argentina.


    Susana Espósito - Noticia publicada el: Sábado 08/05/21 - (Cantidad de caracteres: 5611)




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