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    La muerte de Moliére y la herencia de la superstición

    Moliére, cuyo verdadero nombre era Jean-Baptiste Poquelin, había nacido en París, el 15 de enero de 1622, fue un dramaturgo, actor y poeta francés, que murió a los 51 años, el 17 de febrero de 1673.

    Fue ampliamente considerado como uno de los mejores escritores de la lengua francesa y la literatura universal. Sus trabajos existentes incluyen comedias, farsas, tragicomedias, comédie-ballets y más. Sus obras se han traducido a todas las lenguas vivas principales. Considerado el padre de la Comédie Française, sus trabajos se interpretan con más frecuencia que los de cualquier otro dramaturgo actual.

    Moliere

    Su fallecimiento se produjo mientras representaba en el Palais Royal su famosa obra “El enfermo imaginario”. Comenzó a sentirse mal, unos dolores terribles, se desvaneció, volvió en sí, aguantó, con grandes esfuerzos, hasta el final. Cuentan que no murió hasta que oyó la ovación del público. Fue trasladado a su casa con la ropa de la función, un traje color amarillo, que ha dejado hasta nuestros días la superstición de la mala suerte de usar ropa de ese color en los escenarios.

    Mientras se veía morir pidió asistencia religiosa, pero se la negaron, por ser actor. El llamado Ritual de París promulgado en 1654 prohibía dar asistencia religiosa a las rameras, cómicos, usureros, y brujos. Se les prohibía recibir la comunión durante toda su vida y tampoco podían tener un entierro cristiano.

    Teniendo en cuenta tal ritual, era deseo de la Iglesia que el escritor terminara siendo sepultado en un simple agujero, a orillas de cualquier camino de las afueras de París. Gracias a la intervención del rey Luis XIV, su mecenas y padrino de su primer hijo, pudo ser enterrado, a escondidas y durante la noche, en el cementerio de San José, en París.

    Para convencer al arzobispo de París, el rey utilizó un argumento curioso, le dijo que si normalmente los entierros cristianos se hacían a un metro de profundidad, autorizara inhumar a Molière unos metros más abajo, porque en esa profundidad la tierra sería menos sagrada. El argumento no era muy bueno, pero convenció al arzobispo.

    Años después Molière fue trasladado a un digno mausoleo, en el cementerio Père Lachaise, inaugurado en 1804. Según cuentan, ese traslado, sólo fue una estrategia para atraer clientes al cementerio y que se enterrasen allí. También se trasladaron los restos de La Fontaine y de los amantes Abelardo y Eloísa. La maniobra funcionó, la gente se peleaba por comprar tumbas. Ahora el cementerio Père Lachaise es una de las necrópolis más hermosas y distinguidas del mundo.

    Otra perlita es que sabiéndose tan enfermo, Moliére escribió su propio epitafio, aunque éste no fue grabado en el mausoleo: “Aquí yace Molière, el rey de los actores. En estos momentos hace de muerto y de verdad que lo hace bien”.

    Evidentemente tenía un alto concepto de sus habilidades como actor…


    Susana Espósito - Noticia publicada el: Martes 16/02/21 - (Cantidad de caracteres: 2899)




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