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www.conozcabuenosaires.com.ar![]() ![]() ![]() ![]() A clases "sin celular"Desde Agosto de 2024, el Ministerio de Educación porteño resolvió restringir el uso de celulares durante las clases y desde que se aplicó esta medida hubo descontento en los chicos pero los resultados en el aula fueron positivos.
El objetivo de la normativa es equilibrar la necesidad de prevenir adicciones y distracciones con el potencial educativo de las tecnologías digitales, así como también, promover espacios formativos para orientar en su uso seguro y responsable en todo momento de su desarrollo personal. Según lo resuelto, en el nivel primario, los dispositivos deben permanecer guardados durante la jornada escolar, incluyendo los recreos, excepto con fines educativos y bajo las condiciones establecidas por los docentes en actividades previamente planificadas. Mientras que para el nivel secundario, los dispositivos deben permanecer guardados durante toda la jornada escolar, excepto durante las actividades pedagógicas planificadas que requieran su uso o momentos específicos habilitados por la conducción. Cada institución, en tanto, es la encargada de determinar en qué momentos y bajo qué condiciones se permite el uso de los dispositivos con fines recreativos, priorizando actividades de socialización libres de tecnologías digitales. ¿Cómo se controla el ingreso de celulares en los colegios de la Ciudad?
“El año pasado realizamos distintas acciones y por tal motivo hemos decidido que los alumnos dejen el celular en rectoría al inicio del turno mañana y del turno tarde”, indicó en un mail enviado a las familias del Colegio Belgrano Uno la rectora de la institución, Milú Christello, el 18 de febrero pasado, días antes del inicio de clases. Christello destacó que la prohibición de los celulares generó cambios notables en el comportamiento de los alumnos. La decisión no fue repentina, sino el resultado de años de observación sobre el uso creciente de los dispositivos en el aula. “Cada año teníamos que modificar el reglamento porque el uso del celular se volvía más frecuente. Veíamos que los chicos lo tenían en la mano sin siquiera darse cuenta, como si fuera una extensión de su cuerpo”, explicó. En 2023, implementaron una experiencia de bienestar digital en la que los estudiantes entregaban sus celulares al ingresar y los retiraban al salir. La medida fue un éxito, especialmente entre los alumnos de los primeros años, por lo que este año decidieron hacerla permanente. Ahora, los dispositivos se guardan en sobres dentro de cajas en rectoría, lo que ha permitido reducir las distracciones y mejorar la interacción social entre los estudiantes. El proceso de adaptación no estuvo exento de resistencia, sobre todo entre los alumnos más grandes. “Al principio, algunos se enojaban. Sentían que les quitaban algo, pero en realidad se trataba de corregir un mal hábito”, comentó la rectora. Para generar conciencia, el colegio organizó charlas con psicólogos y especialistas en tecnología, además de invitar a una joven de 17 años que realizó un experimento en su propio colegio: pasó dos semanas sin celular y descubrió que sus amigos se molestaban por su ausencia en los chats. “Ese testimonio impactó mucho a los alumnos porque mostraba cómo la hiperconectividad se había convertido en una exigencia social”, señaló Christello. Además, encuestas internas revelaron que muchos estudiantes subestimaban el tiempo que pasaban frente a la pantalla y se sorprendían al comprobar que el uso real era el doble o el triple de lo que creían. Siete meses después del anuncio de la normativa que prohíbe el uso de celulares en las aulas de la ciudad de Buenos Aires, varias escuelas y colegios del distrito comenzaron a evaluar sus efectos y tanto estudiantes como docentes coinciden en que la medida contribuyó a mejorar la atención en clase y la interacción social en los recreos. El Ministerio de Educación de la Ciudad, a través de la Unidad de Evaluación Integral de la Calidad y Equidad Educativa (UEICEE), hizo una encuesta en noviembre, en la que participaron 4082 estudiantes de tercer año, 150 docentes y 40 directivos de 50 escuelas secundarias, tanto públicas como privadas. Según el informe, casi el 60% de los estudiantes afirmó que el principal cambio que experimentaron fue prestar más atención en clase. Además, el 47,4% señaló que conversa más con sus amigos, el 41,3% indicó que se aburre más, el 22,9% manifestó sentirse más tranquilo y el 17,5% dijo que juega más con sus compañeros. Nueve de cada diez estudiantes consultados poseen un celular propio y el 87,3% reconoció que lo utilizaba en la escuela durante las horas libres, el recreo o incluso en clase. Sin embargo, tras la implementación de la normativa, el 25,4% aseguró que el tiempo de uso de los teléfonos disminuyó. Los docentes también perciben cambios. Ocho de cada diez encuestados señalaron que los alumnos tienen permitido el uso del celular en momentos puntuales para actividades pedagógicas, pero el 96% consideró que los dispositivos dificultaban la atención y participación de los estudiantes. Cuatro de cada diez docentes indicaron que deben interrumpir sus clases en casi todas las oportunidades debido a distracciones vinculadas a los celulares. A siete meses de su implementación, la prohibición del celular en las aulas porteñas continúa siendo un tema de debate, pero las primeras evaluaciones indican que la medida ya comenzó a cambiar la dinámica escolar. Susana Espósito - 5775 caracteres – Jueves 06/03/25 - Fuente: La Nación |
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