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La comunidad Judía comienza la celebración de JanucáDesde el domingo 14 de diciembre hasta el lunes, la comunidad judía celebra Janucá "el milagro de la luz", con el encendido progresivo de velas en la menorá, un evento simbólico del judaísmo para reafirmar la fe y la dedicación del Templo de Jerusalén. Se enciende una vela adicional cada noche en el candelabro de 9 brazos.
“Nunca digas imposible”: con ese mensaje a la comunidad, el rabino Tzvi Grunblatt invita a vivir Janucá como una oportunidad para responder a la adversidad encendiendo luz. Durante ocho noches, la festividad judía recuerda la rededicación del Templo de Jerusalén y el milagro del aceite, y propone renovar la fe, la esperanza y los valores éticos en el presente. Según el rabino Tzvi Grunblatt, director general de Jabad Argentina, la festividad, que se extiende durante ocho noches a partir de este domingo 14 de diciembre de 2025, invita a cada familia a encender la menorá en sus hogares, recordando que incluso una sola vela puede iluminar la oscuridad. Este mensaje, transmitido a la comunidad, resalta la vigencia de una tradición que, con más de dos mil doscientos años de historia, sigue ofreciendo respuestas ante la adversidad: “La manera de responder, de actuar, es encendiendo luz. Frente a la adversidad, la respuesta no es tirarse para atrás, la respuesta no es caerse, la respuesta es encender luz”, afirmó Grunblatt. En el relato tradicional, el milagro de Janucá se manifiesta en dos episodios centrales. El primero, según el rabino Grunblatt, es la victoria de un pequeño grupo de judíos liderados por Matityahu, hijo del último sumo sacerdote y sus hijos, quienes, pese a ser pocos, se rebelan y enfrentan al poder político, cultural griego de ese momento. “Eran diez personas, doce personas, y enfrentan todo. Se les empieza a sumar gente, pero eran pocos. Y acá viene el milagro, que pocos, cuando tienen espíritu, tienen fe, creen en Dios, pero en serio, con bondad, porque un Dios que va de la mano de la crueldad, no es Dios. Un Dios que viene de la mano de la bondad, que eso es lo que es Dios, un Dios como el que en el cual creían los macabeos, es ahí donde ellos llevan a cabo el milagro de que pocos vencen a muchos. Donde hay fe verdadera en el legado recibido en el monte Sinaí para toda la eternidad, está esa fortaleza, doblega absolutamente a la potencia militar, económica, política más grande del mundo”, contó el rabino. En el momento en que los macabeos quieren encender el candelabro en el templo de Jerusalén, que es símbolo de la presencia de Dios en el templo, se encuentran que no tenían aceite apto para el encendido. Y allí ocurre un segundo milagro, el hallazgo de una vasija de aceite puro en el Templo de Jerusalén, suficiente solo para una noche, pero que ardió durante ocho días, el tiempo necesario para preparar más aceite en condiciones de pureza ritual. “Nunca digas imposible. Buscá, vas a encontrar una parte que no fue violada, una parte que queda pura, hay una parte en cada uno que siempre queda íntegra”, expresó Grunblatt, subrayando el mensaje de perseverancia y fe. La menorá, candelabro de nueve brazos utilizado en Janucá, se enciende progresivamente: la primera noche una vela, la segunda dos, hasta alcanzar ocho, utilizando el noveno brazo, el shamash, para encender las demás. Esta práctica se realiza en cada hogar y en las últimas décadas, miles de grandes menorás han sido instaladas en espacios públicos de ciudades. Durante Janucá, se recitan oraciones especiales como el Halel y se añade V’Al HaNisim en las plegarias diarias y en la bendición posterior a las comidas, en agradecimiento por la victoria. Una de las frases destacadas en estas oraciones es: “entregar a los fuertes en manos de los débiles, a los muchos en manos de los pocos... a los malvados en manos de los justos”. La gastronomía de Janucá está marcada por el uso del aceite, en recuerdo del milagro. Entre los platos más populares se encuentran el latke, una tortita de papa tradicional de Europa del Este, y la sufganiá, una rosquilla rellena de mermelada muy apreciada en Israel. Además, el juego con el dreidel o sevivón, una perinola con las letras hebreas nun, guímel, hei y shin, recuerda la frase “allí ocurrió un gran milagro”. Los niños suelen recibir guelt de Janucá, regalos de dinero que buscan recompensar el buen comportamiento y el estudio de la Torá, así como fomentar la tzedaká, o caridad. De esta costumbre deriva el popular “guelt de chocolate”, monedas de chocolate recubiertas de papel de aluminio. Grunblatt expresó que Janucá es la suma de la historia del pueblo judío y un mensaje universal de esperanza, fuerza y renovación, que invita a cada persona a inaugurar un nuevo ciclo de bondad y fe junto a sus familias. Susana Espósito - 5269 caracteres – Domingo 14/12/25 - Fuente: Jabad Argentina |
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