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Aunque es habitual, los porteños no nos resignamos a los permanentes cortes de tránsito que desatan el malhumor de quienes quieren llegar a sus lugares de trabajo y de pronto se sienten rehenes de los piquetes.
El miércoles 6 de abril, el centro se vio colapsado como consecuencia de un corte en la autopista Illia, realizado por un grupo de habitantes de la villa 31, que denunció que un vecino murió tras sufrir un ataque de epilepsia y porque dos ambulancias del SAME no quisieron ingresar al asentamiento para asistirlo.
El corte provocó que las avenidas que conectan la zona norte de la ciudad con el centro se desbordaran de autos y camiones que circulaban a paso de hombre y que en muchos casos se encontraron con más cortes vehiculares por otras protestas o por obras públicas. Además, según dijeron varios automovilistas, casi no había policías que ordenaran el caótico tránsito.
En horas del mediodía, en la Avenida del Libertador y Lugones había largas filas que iban desde el barrio de Núñez hasta el centro. Huergo y Madero eran un infierno de camiones. El corte se levantó después de siete horas, a las 17.30. Sin embargo, la congestión de tránsito también complicó la hora de regreso.
Por su parte, los habitantes de la villa 31 hicieron la denuncia por la muerte de Humberto Ruiz, de 47 años, después de haber esperado tres horas el servicio médico. Están muy enojados porque a pesar de la custodia policial, los médicos se negaron a ingresar a la villa. El gobierno de la ciudad dijo que de haber existido abandono de persona, los médicos involucrados serán sancionados.
Fuentes policiales confirmaron que anteayer, a las 7, en el Comando Radioeléctrico se recibió una llamada del SAME con el fin de coordinar la custodia de la comisaría 46a. para el personal médico que, a bordo de una ambulancia, debía atender una emergencia en la villa 31.
Escoltados por un móvil de la mencionada dependencia, el médico, el chofer y el enfermero llegaron hasta el cruce de Castillo y la calle 12, pero se negaron a entrar en el barrio porque consideraron que, a pesar de contar con la escolta policial, no estaban dadas las condiciones de seguridad. Dos horas después se reiteró el llamado. Entonces, desde el Comando Radioeléctrico se ordenó que concurriera otro patrullero para acompañar al segundo equipo médico. Pero el personal del SAME también se negó a ingresar en el barrio por las mismas razones que presentó el equipo anterior.
Página Declarada de
Interés Cultural
(Legislatura CABA 512/2004)