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El Vierrnes 9 de noviembre a las 19 horas, Pablo Saravi, concertino de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires y experto en violines, ofreció un concierto de presentación del Guarnerius 1732, en el Museo Isaac Fernández Blanco.
Saravi es miembro de la Violín Society of América y autor del libro "Lutería italiana en la Argentina", es decir que tiene amplios conocimientos en el tema y quien sabe cómo se debe tratar un violín.
El Guarnerius 1732 es un violín, que se ha convertido en la joya del Museo. Estuvo guardado en un estuche, en la cámara del Fernández Blanco durante 83 años y fue rescatado para volver a deleitar con su magnífico sonido, después de haber sido restaurado y exhibido.
El prestigioso luthier y restaurador argentino Horacio Piñeiro, radicado en Nueva York desde los ’70, quien hizo la puesta a punto sin cobrar un centavo.
En Cremona (Italia) es donde se construyeron los mejores instrumentos de cuerda. Allí vivía la familia Guarneri, cuyo taller estaba en la misma cuadra donde vivía Antonio Stradivari, cuyos instrumentos se hicieron aún más famosos que los Guarnerius (nombres derivados del apellido de quienes los creaban).
Estos instrumentos alcanzaron un valor extraordinario. En Chicago se han llegado a vender por una suma de varios millones de dólares.
Fernández Blanco había adquirido el ahora recuperado Guarnerius en un remate en París, por 30.800 francos, en el año 1900 y según cuenta el director del Museo, Jorge Luis Cometti, se hizo retratar con ese instrumento por un famoso pintor francés, León Bonnat.
Después del fallecimiento de Fernández Blanco, en 1928, el Guarnerius enmudeció. En 1943, el acervo fue trasladado al Palacio Noel, donde se encuentra ahora (Suipacha 1422).
Entre 1948 y 1958, la colección de instrumentos fue trasladada al foyer del Teatro Colón: 49 piezas –sobre todo cuerdas– y 20 arcos. Sólo el Guarnerius permaneció oculto y en secreto.
Cometti, explicó que el evento se realizó para celebrar la recuperación de una gran cantidad de instrumentos musicales que el museo “investiga, conserva y difunde”.
El numeroso público que presenció el concierto se emocionó muchísimo con el sonido de esta joya que estuvo tan bien guardada durante tantos años.
Página Declarada de
Interés Cultural
(Legislatura CABA 512/2004)