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El viernes 18 de mayo se cumplieron 37 años del fallecimiento del compositor y bandoneonista, Aníbal Troilo "Pichuco", cuyos restos descansan en el Cementerio de Chacarita.
A los 10 años convenció a su madre para que le comprara su primer bandoneón. Felisa lo compró a 140 pesos de entonces, a pagar en 14 cuotas de 10 pesos; pero luego de la cuarta cuota el vendedor desapareció y nunca reclamó el resto. Con ese bandoneón, Troilo tocó casi toda su vida.
Un año después, en 1925 (cuando contaba con 11 años de edad), Pichuco realizó su primera actuación, en un bar pegado al Mercado de Abasto (el mercado central de frutas y verduras de Buenos Aires). Más tarde integró una orquesta de señoritas. A los 14 años ya había formado un quinteto.
Troilo pasó por numerosas orquestas, entre otras, las de Juan Pacho Maglio, Julio de Caro, Juan D'Arienzo, Ángel D'Agostino y Juan Carlos Cobián.
El sonido del bandoneón del gordo Pichuco es fácilmente reconocible, cambió relativamente poco a lo largo de su vida. Sus ejecuciones son delicadamente pausadas, pero no necesariamente lentas, y casi nunca tienen muchas notas rápidas, excepto cuando ejecuta variaciones.
Compuso una gran cantidad de tangos, entre los que podemos citar: Barrio de tango, Che bandoneón, Sur y el vals Romance de barrio, todos ellos con letra de Homero Manzi, quien fue su gran amigo.
En el año 2005 el Congreso de la Nación Argentina declaró la fecha del 11 de julio (natalacio de Pichuco), como el Día Nacional del Bandoneón, mediante la ley 26.035. Los propulsores de esta ley fueron Francisco Torné, nieto de Zita Troilo, y el poeta Horacio Ferrer, amigo del músico y presidente de la Academia Nacional del Tango.
Página Declarada de
Interés Cultural
(Legislatura CABA 512/2004)