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El miércoles 2 de mayo se inauguró la Plaza de la Shoá, situada entre las vías elevadas del ferrocarril San Martín y las del Mitre, sobre avenida del Libertador, en el Paseo de la Infanta, que tuvo un costo de $ 900.000.
Hace unos años, se había aprobado la ley para instalar un monumento a la Shoá (el Holocausto) en la Ciudad. En principio se pensó emplazarlo en la Plaza de los Dos Congresos y luego se buscó un mejor emplazamiento, decidiendo hacerlo en el Paseo de la Infanta.
El gobierno porteño construyó la plaza y ahora se están realizando tratativas con el gobierno Nacional para ver cómo se financia el monumento, cuyo diseño es de los arquitectos Gustavo Nielsen y Sebastián Marsiglia. Tendría 40 metros de largo por cuatro de alto y se estima que el costo de su construcción rondaría los $ 3 millones. Serán 115 bloques de hormigón para recordar a las 29 víctimas del atentado a la Embajada de Israel y las 86 víctimas de la AMIA, que muestran la huella de objetos cotidianos.
Según informó el ministro de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad, Diego Santilli, “Por el momento, el espacio del monumento permanecerá tapado con lonas, es un lugar de paseo, pero también de reflexión y memoria. Ojalá sirva para que mucha gente, y sobre todo las generaciones futuras, tomen conciencia”.
Esta nueva plaza se suma al conjunto de obras que buscan recuperar una zona que tuvo su apogeo en la década del ‘90 y que se fue deteriorando a partir del 5 de febrero de 1996, cuando Marcela Iglesias, una nena de seis años que caminaba por ahí, murió aplastada por una escultura ubicada fuera de la galería De Brucke, que cayó sobre la niña.
El Gobierno nacional apunta a crear un polo gastronómico (ya se instaló una hamburguesería y anuncian cafeterías y otros restaurantes), un plan que es resistido por un grupo de vecinos. Ellos sostienen que se trata de un área de protección histórica y que no se deberían habilitar locales comerciales.
Página Declarada de
Interés Cultural
(Legislatura CABA 512/2004)