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Hace un año sorprendió la noticia del cierre de la confitería Richmond, en cuyas mesas se sentaron destacadas figuras de la cultura, como Baldomero Fernández Moreno, Enrique Cadícamo, Jorge Luis Borges, Oliverio Girondo y Leopoldo Marechal, entre otros.
Fue inaugurada en 1917 y 94 años después, cerró porque sus dueños argumentaron que la actividad era deficitaria. De casi 40 empleados, terminaron trabajando una decena.
Hubo intención de abrir allí un local de la firma Nike, generando un conflicto que propició el amparo presentado por la legisladora María José Lubertino, que determinó que “no se podrá tomar ninguna medida de enajenación, transferencia, modificación o destrucción del edificio sin la autorización expresa y fundada” del Ministerio de Cultura porteño, pero lamentablemente, el tiempo no se detiene y en su avance se percibe el deterioro importante que sufre el edificio.
El ministro de Cultura del gobierno porteño, Hernán Lombardi, dijo que se está buscando una solución, de modo que se respete lo patrimonial y que a la vez sea un negocio sustentable.
Página Declarada de
Interés Cultural
(Legislatura CABA 512/2004)