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Amparo para el Convento Santa Catalina

La ONG Basta de Demoler, un grupo de arquitectos, vecinos y autoridades eclesiásticas han presentado un recurso de amparo para impedir el inicio de una obra que pondría en peligro el convento Santa Catalina y su iglesia, en la calle San Martín al 700.

El Monasterio de Santa Catalina fue el primero de mujeres en nuestra ciudad, data del año 1745, es el único que se conserva en Buenos Aires desde el período colonial, manteniendo sus características arquitectónicas, ya que la clausura impidió reformas posteriores.

Aparentemente se estaría por construir, en la misma manzana, un hotel cinco estrellas, viviendas, oficinas, un estacionamiento y una torre de 18 pisos y seis subsuelos con cocheras y esto habría sido aprobado por el Gobierno de la ciudad, mediante un proyecto aprobado en marzo de 2011, unos meses antes de que la Legislatura porteña sancionara una ley que amplía el área histórica protegida de la ciudad, en la que está incluido el convento e Iglesia Santa Catalina.

Es una zona en la que está prohibida la construcción de torres y en general, todo aquello que afecte a los edificios históricos, como es este caso.

La organización Basta de Demoler, dice que el Gobierno porteño aprobó las obras, pese a las recomendaciones de diversos entes consultivos del propio Ejecutivo como el Consejo del Plan Urbano Ambiental y el Consejo Asesor de Asuntos Patrimoniales. Señalan que esos organismos recomiendan que las nuevas construcciones no superen la altura de los edificios históricos para que se destaque su fisonomía y valor.

Lo más grave es que de acuerdo a un informe de ingeniería estructural, tanto el convento como la iglesia correrían serio riesgo de colapsar, por la excavación del emprendimiento, ya que los cimientos y la estructura de estos edificios, no cuentan con cimientos sólidos, están sostenidos con ladrillos y argamasa, materiales que se utilizaban en aquellos tiempos y que son muy vulnerables.

También se ha tenido en cuenta que la sombra de la torre que pretenden levantar, limitaría el asoleamiento de los edificios, e incidiría negativamente en su conservación, debido a que necesita la luz solar directa para contrarrestar las humedades naturales propias de esas antiguas construcciones.