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Desde hace varios años hubo una decisión del gobierno de la ciudad, de enrejar las plazas, para mantenerlas cuidadas y preservar los monumentos y el mobiliario que en más de una oportunidad han sido víctimas de vandalismo. Esta decisión siempre ha generado disconformidades y aceptaciones de los vecinos.
En el mes de enero de 2013, el problema se suscitó por el enrejamiento de Parque Centenario y ahora surge nuevamente por el mismo tema en Parque Lezama.
Lo cierto es que las obras de puesta en valor del parque están siendo demoradas por la oposición de un grupo de vecinos que realizan cortes de calles y festivales para evitar el enrejado. Por otra parte, están los vecinos que están completamente de acuerdo con la colocación de las rejas. Los caminos asfaltados serán reemplazados por senderos de piezas premoldeadas color teja. Recuperarán 70 bancos originales y agregarán 100. Y limpiarán los monumentos.
En otra etapa, recuperarán las fuentes. Entre ellas, la que da sobre calle Brasil, que fue cementada y hoy se usa como centro de un anfiteatro, en cuyas gradas plantarán rosales. Además, se ocuparán del estado fitosanitario de los 537 árboles del parque. La semana pasada, la asamblea denominada Parque Lezama realizó un corte en avenida Paseo Colón y Brasil para protestar. Entre las organizaciones que adhieren al grupo, están la Asamblea de Parque Centenario y la que impulsó la toma de la Sala Alberdi en el Centro Cultural San Martín, entre otras.
La intención del gobierno de cercar el Parque Lezama se debe a los frecuentes actos de vandalismo que se observan. Hay pintadas en los monumentos y a las esculturas les faltan partes. A la de Rómulo y Remo, por ejemplo, le arrancaron brazos y dedos, por eso, la puesta en valor del parque incluye la colocación de rejas en el 75% de su perímetro para cerrarlo de noche. Sólo el otro 25% quedará abierto porque allí funciona una feria. Los trabajos a realizarse requieren una inversión de 19.500.000 pesos.
El proyecto, aprobado por el Área de Protección Histórica del Gobierno porteño, busca devolverle al Lezama el esplendor que tenía en 1930.
Según declaraciones del Ministro de espacio Público, Diego Santilli, será un trabajo de gran complejidad.
El vecino y arquitecto Alberto Martínez observa: “Nadie quiere las rejas. Pero cuando vemos cómo un parque que es Monumento Histórico Nacional se fue deteriorando por el vandalismo, nos damos cuenta de que son necesarias. Lo que le pedimos al Gobierno porteño es que las obras tengan continuidad hasta su terminación y un presupuesto asegurado. Y que haya un plan de manejo posterior para conservar al parque bien mantenido”.
A la reja original del Parque Lezama la sacaron en 1931 por seguridad. Es que el parque se abría sólo los jueves y los domingos y, según crónicas de la época, los asaltantes solían escaparse de la Policía escalando esa verja para ocultarse entre la vegetación.
Vale la pena recordar que el actual Parque Lezama fue propiedad de José Gregorio Lezama, de quien lleva su nombre. El parque estaba enrejado porque había sido el jardín privado de una elegante casona, la misma donde hoy está el Museo Histórico Nacional. Lezama era un comerciante salteño que le compró la propiedad al estadounidense Charles Rigley Horne, cuñado del general Juan Lavalle e íntimo amigo de Rosas. Lezama le añadió más terrenos y un paisajista belga realizó el parque, con caminos y senderos, esculturas, monumentos y copones y bancos de mármol. Además, hizo traer árboles y plantas de todo el mundo.
Cuando Lezama murió, en 1889, Doña Angela de Alzaga, su viuda, le vendió la quinta a la Municipalidad por $ 1.500.000 de la época. La cifra estaba muy por debajo del valor real de la propiedad, pero la operación se hizo con la condición de que el parque fuera un espacio público y que fuera llamado como su dueño. Así nació el Parque Lezama. El encargado de moldear su paisaje, en 1896, fue Carlos Thays. Ahora quieren recuperar su diseño, así como también la reja que emulará la original.
Susana Espósito - Noticia publicada el: 28/05/13 - (Cantidad de caracteres: 4040)
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