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El martes 25 de septiembre se conoció la noticia acerca de cinco alumnos del Colegio Nacional Buenos Aires, que participaban de la toma del colegio e ingresaron a través de los túneles, a la Iglesia San Ignacio de Loyola, para hacer destrozos inconcebibles.
Hacía varios días que estaban tomados varios colegios de la ciudad y más allá de este conflicto, estos cinco jóvenes, de los cuales dos serían mayores, excedieron todos los límites. Ingresaron a la iglesia en horas de la madrugada, orinaron el altar mayor, quemaron un altar lateral que data del siglo XVIII, el sillón del párroco y realizaron varias pintadas en el piso, en una de las cuales decía: “La única iglesia que ilumina es la que arde”.
Los vándalos fueron hasta el fondo de la escuela, donde está el microcine y allí rompieron la primera puerta. Bajaron por una escalera al subsuelo, entraron a una dependencia que funciona como archivo discográfico y violentaron otra puerta que sale a un patio interno. Luego, burlaron la reja que da ingreso al primer tramo del túnel, que tiene una altura de 1,40 metro por uno de ancho. De ahí hasta la parroquia recorrieron agachados entre 30 y 50 metros, para luego trepar, ya que la recta final es en subida y además el camino se reduce. Cuando llegaron a la última puerta, que ya pertenece al templo, rompieron el candado para poder ingresar y una vez allí hicieron los destrozos ya descriptos.
Esto fue descubierto por el sacristán, Alberto, que inmediatamente se lo comunicó al padre Francisco Baigorria, quien hizo la denuncia correspondiente. El sacerdote calificó los hechos como “lamentables, no sólo materialmente sino que es terrible el daño espiritual porque profanaron el altar”.
La Policía Metropolitana se encargó de hacer las pericias del lugar para evaluar los daños. El resto del alumnado que participaba de la toma del colegio, saben quiénes fueron los vándalos pero no se han dado a conocer los nombres.
El rector de la escuela, Gustavo Zorzoli, ya anunció que habrá sanciones y se habla de expulsión. En declaraciones ante algunos medios dijo: “Se ha cometido un delito muy grave y los chicos deben hacerse responsables. Estoy triste con mis alumnos pero enojado con los padres que apoyan la medida, mucho más responsables que los chicos que hicieron esto. La sociedad debe tomar conciencia”.
El ministro de Educación de la ciudad de Buenos Aires, Esteban Bullrich, reiteró que la estrategia oficial es no dialogar con los alumnos que tomaron escuelas, pidió que se levanten las tomas y consideró que los alumnos del Colegio Nacional de Buenos Aires (CNBA) que entraron y pintaron la iglesia de San Ignacio de Loyola deberían ser expulsados.
La denuncia efectuada por el párroco, Francisco Baigorria, dio inicio a una causa penal por daños y violación de domicilio. El caso está radicado en la Unidad Fiscal Oeste, del Ministerio Público de la ciudad de Buenos Aires, a cargo de la fiscal Lorena San Marco. Por esta causa ya fueron citados a prestar declaración testimonial el rector Zorzoli, y el padre Baigorria, y se realizaron el día mismo de los incidentes diversos peritajes para determinar qué ocurrió dentro de la parroquia.
El senador, Daniel Filmus, se comprometió a que el Gobierno entregará a la iglesia $ 14 millones de pesos para reparar los daños.
Un poco de Historia que merece ser recordada para valorar nuestro patrimonio y aprender a cuidarlo:
En 1608, los jesuitas edificaron en la Plaza Mayor la primera iglesia y colegio de Buenos Aires, ambos de adobe y techos de junco, método primitivo utilizado hasta la aparición de los primeros hornos de ladrillos. Nació bajo la advocación de Nuestra Señora del Loreto, pero en 1610, un año después de la beatificación de San Ignacio, tomó su nombre.
En 1661, por razones de seguridad y defensa del fuerte, los jesuitas debieron abandonar la construcción de la Plaza de Mayo. Ese año Doña Isabel Caravajal donó a la Compañía de Jesús, el solar delimitado por las actuales calles Perú, Moreno, Alsina y Bolívar y allí construyen una nueva iglesia, también de adobe, terminada en 1675.
En 1710 el superior de la compañía encargó al arquitecto, Juan Krauss, la construcción de un nuevo templo y colegio y en 1722 la iglesia actual, fue inaugurada aún sin terminar, siendo consagrada el 7 de octubre de 1734.
Desde 1942 es Patrimonio Histórico Nacional y luego de varios años de sufrir un gran deterioro, su fachada estuvo cubierta por un andamiaje, porque de a poco y en la medida en que se juntaba el dinero necesario, se fueron haciendo restauraciones y su puesta en valor, que le habían devuelto su hermosura, pero lamentablemente, el accionar de estos chicos, ha provocado pérdidas importantes. Un hecho inaceptable que debe ser sancionado.
Susana Espósito - Noticia publicada el: 01/10/13 - (Cantidad de caracteres: 4761)
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(Legislatura CABA 512/2004)