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En la calle Fraga al 900, en el porteño barrio de Chacarita existe una villa que comenzó a construirse en el año 2001. En principio eran casillas precarias, pero ya en 2006 comenzaron a levantarse construcciones de material y al día de hoy, ya hay edificaciones de hasta cinco pisos.
Esto no es novedad en Buenos Aires, ya que la Villa 31 y 31 bis están en permanente crecimiento, pueden verse casas de varios pisos e incluso se han convertido, en algunos casos, en un gran negocio inmobiliario, ya que se alquilan piezas, al valor de un departamento de uno o dos ambientes en varios barrios de la ciudad.
Los vecinos del barrio de Chacarita cuentan que la población de esta villa se duplicó en los últimos tres años. Ahora supera los 5.000 habitantes. Sus delegados explican que la mayoría alquila piezas por entre $ 900 y $ 1.200, y que no les queda otra que vivir ahí porque no consiguen garantías para alquilar legalmente. Se han hecho varias denuncias al respecto y además manifestando quejas por los ruidos y la inseguridad.
Este asentamiento ocupa un par de manzanas donde antes funcionaba una playa de maniobras del ferrocarril, entre Teodoro García, Fraga y Céspedes y como el espacio es insuficiente para seguir creciendo a lo ancho, construyen hacia arriba. De acuerdo a nota publicada por el diario Clarín, los delegados de la villa, contaron que una pieza con baño y cocina compartidos por tres personas, cuesta $ 1.200 por mes, y si hay que compartirlos con cinco o seis familias, entre $ 900 y $ 1.000. Cuanto más arriba está el cuarto, es más barato. También hay ventas: una vivienda en un terreno de 6 por 7 metros con baño, cocina, comedor y dos piezas puede costar $ 90.000.
Los vecinos piden el desalojo de la villa. “Cuando se venga uno de sus edificios precarios abajo y muera gente, van a tener que sacarla”, vaticinó uno de los impulsores del blog asentamientoenchacarita.blogspot.com.ar. No da su nombre, al igual que otros vecinos porque dicen estar amenazados y tienen miedo.
Más allá del tema de la inseguridad, que es lo que realmente los preocupa, cuentan que hay tráfico de drogas, peleas y botellazos y también hay una bailanta que lleva grupos en vivo los fines de semana y es imposible dormir con ese ruido. La policía dice que no se puede hacer nada y que no se animan a entrar.
Otro de los vecinos dijo: "Nosotros compramos nuestras viviendas con mucho esfuerzo y ahora valen cada vez menos. No queremos mudarnos, pero nos están obligando a hacerlo”.
Susana Espósito - Noticia publicada el: 09/07/13 - (Cantidad de caracteres: 2513) - Foto: Clarín
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