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El inventor del bolígrafo

A los argentinos nos encanta decir que el colectivo, el dulce de leche y la birome son algunos de nuestros inventos, pero lo cierto es que pocos saben quienes fueron realmente sus creadores.

Justamente, el lunes 24 de noviembre, se cumplen 29 años del fallecimiento de Ladislao Biro, inventor del bolígrafo o birome.

Biro nació en Budapest, Hungría, el 29 de septiembre de 1899. Luego de varias ocupaciones, entre ellas la de auxiliar en una imprenta, ingresó al periodismo húngaro y entonces se dio cuenta que el uso de la pluma, era un problema para los periodistas, ya que a veces había que escribir demasiado rápido y la pluma enganchaba el papel o también provocaba manchones inoportunos, por eso, buscó una solución al asunto y luego de varios intentos fallidos, creó el bolígrafo.

En cierta oportunidad, Biro, se estaba registrando en un hotel y firmó con su lapicera recientemente creada, lo que llamó la atención a alguien que lo estaba observando. Era un argentino que le propuso traerlo a nuestro país para que produjera su invento, pero el inventor no aceptó.

Al poco tiempo se inició la Segunda Guerra Mundial, que dio comienzo a la persecución de los judíos y tanto Ladislao como un amigo suyo, Juan J. Meyne, eran judíos, por lo tanto escapaban o morían.

Es así que ambos viajaron a Argentina y una vez aquí, Biro buscó la tarjeta que le había entregado aquel hombre al que había conocido en el Hotel Rogacka Clatina de Hungría y cuando lograron ubicarlo, para sorpresa de estos amigos, ese hombre era Agustín P. Justo, que había finalizado su período presidencial poco tiempo atrás.

Justo los recibió, los ayudó a instalar una fábrica y sus lapiceras tomaron el nombre de "Birome" (el apellido de Ladislao y la primera sílaba del apellido de su amigo y colaborador, Meyne).

Las primeras biromes fracasaron, perdían tinta y finalmente debieron cerrar la fábrica, pero, en 1941, Biro pudo reunir a los 32 obreros de la fábrica, que lo acompañaron nuevamente hasta que por fin, encontraron la solución del primer bolígrafo "antimancha", ganando prestigio en todo el mundo.

Su inventor, que había adoptado la ciudadanía argentina en la década del cuarenta, tuvo muchos ofrecimientos para radicarse en los Estados Unidos, en Francia, en Canadá y muchos otros sitios, pero no quiso dejar jamás el país con el que mantuvo un romance desde que se conocieron y hasta siempre. Fue autor de otros más de treinta inventos.

En su última entrevista, antes de fallecer, Biro afirmó: “Mi «juguete» dejó 36 millones de dólares en el tesoro argentino, dinero que el país ganó vendiendo productos no de la tierra sino del cerebro”.

En homenaje a su memoria, el 29 de septiembre, fecha de su nacimiento, es el día del inventor, en Argentina.


Susana Espósito - Noticia publicada el: Lunes 24/11/14 - (Cantidad de caracteres: 2759)




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