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¿Podrá el rabino Bergman sanear el Riachuelo?

El Riachuelo y sus aguas contaminadas ha sido un tema serio al que nadie dio solución. Ahora, el nuevo Ministro de Ambiente de la Nación, Sergio Bergman, quien además quedó a cargo de Acumar, será quien emprenderá este difícil problema a solucionar.

El Gobierno aceptó la renuncia del presidente de la Acumar, Gerardo López Arrojo. La entidad pasó a depender del Ministerio de Ambiente de la Nación, conducido por Sergio Bergman.

Mediante el decreto 60/2016, publicado en el Boletín Oficial, con la firma del presidente Mauricio Macri, quedó documentada la aceptación de la denuncia.

Gerardo Darío López Arrojo había sido designado en agosto de 2015 en reemplazo de Marcelo Cufré, quien también había renunciado al cargo. La presencia de López Arrojo al frente de Acumar fue cuestionada. Se había generado un fuerte conflicto por la demora en la construcción de un muro en los alrededores de las curtiembres que operan en la zona, algo que había ordenado la Justicia dentro de la causa por la limpieza del Riachuelo.

Aunque parezca mentira, se cumplieron ya, 204 años de la primera medida que tomó el Primer Triunvirato en Buenos Aires, cuando a instancias de Juan José Paso se reclamó a los mataderos y saladeros que estaban en las márgenes del Riachuelo, para que dejaran de arrojar sus desperdicios al río, provocando el inicio de su contaminación.

En los registros oficiales se sabe que en el año 1801 existían cerca de 30 saladeros en el Río de la Plata, la mayoría de ellos instalados en las cercanías del Riachuelo. Se faenaban 120.000 novillos por año y se descartaban los desechos en el agua.

Ante la creciente contaminación, en 1830, Juan Manuel de Rosas, prohibió por decreto arrojar al Riachuelo los desperdicios de la faena, pero aún así, continuó e incluso se llegó a pensar que la epidemia de fiebre amarilla (primera en 1852 y luego en 1871) fue producto de las aguas contaminadas del Riachuelo.

Con el paso del tiempo, los saladeros y frigoríficos cesaron en sus tareas pero se instalaron en su lugar, curtiembres, petroquímicas y la contaminación aumentó aún más.

Esta es un poco la historia de un problema que ya en tiempos del gobierno de Menem y siendo su Secretaria de Medio Ambiente, María Julia Alsogaray, se habían comprometido a limpiar las aguas en 1.000 días e incluso, el ex presidente dijo que al término de ese período "se tiraría a nadar" en el contaminado río.

Por supuesto, no se cumplió con esa promesa y esto demuestra lo que alguna vez dijo en un reportaje: "Si hubiese dicho lo que iba a hacer, nadie me votaba".

Ahora será el turno del rabino Bergman, que intentará sanear el Riachuelo, uno de los ríos más contaminados del mundo.

Susana Espósito - Noticia publicada el: Viernes 15/01/16 - (Cantidad de caracteres: 2709)