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El derecho a festejar y la obligación de respetar el Monumento a los Policías Caídos en cumplimiento del deber

Las fiestas de egresados han sido muchas veces la muestra de la decadente educación de las últimas décadas y en esta oportunidad, el festejo de los alumnos del Instituto Santa Ana y San Joaquín, del barrio de Belgrano, ha demostrado una vez más la falta de valores de algunos chicos.

La celebración fue en el Monumento a los Policías Caídos en el cumplimiento del deber, con una total falta de respeto, ya que bailaron, tomaron alcohol, orinaron y dejaron residuos de todo tipo en el lugar, que debería respetarse, por lo que conmemora y porque simplemente es parte del patrimonio de todos los argentinos.

Enterados de la situación, las autoridades del establecimiento educativo obligarán a los alumnos involucrados a estudiar la vida de las víctimas, a quienes rinde homenaje el monumento y a hacer un acto de desagravio.

El monumento está emplazado en la esquina de Figueroa Alcorta y Monroe y fue el lugar elegido por un grupo de estudiantes para llevar a cabo la "previa" de una fiesta de egresados y las fotos y filmaciones que los muestran bailando, saltando y tomando alcohol arriba de las placas y no tardaron en viralizarse.

Un par de llamadas telefónicas de parte del personal en actividad y retirado de la Policía Federal Argentina (PFA) alcanzaron para que las autoridades del colegio de la avenida del Libertador 6155 se enteraran de lo ocurrido. Así fue que Walter Belbey, rector de la institución, se acercó a la comisaría 13ª de la Policía de la Ciudad y se reunió con el jefe de la seccional, quien le mostró el material audiovisual del festejo.

A su vez, trascendió que la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich y el jefe de la fuerza, comisario general Néstor Roncaglia, solicitaron una reunión con las autoridades del establecimiento educativo para hablar de lo ocurrido, este miércoles por la mañana.

El jefe de la Federal, dijo que "Más allá de la bronca, entendemos a los chicos. No hicieron cánticos contra la policía ni contra lo que representa el monumento a nuestros caídos. Creemos que ni sabían dónde estaban, pero hay que enseñarles que no se hace eso en una plaza pública".

Lamentablemente, esa actitud es inentendible, chicos que tienen 17 o 18 años a los que se considera capaces para ejercer el derecho de votar y conducir un vehículo, entre otras cosas, también deben considerarse capaces y responsables de ese tipo de actos que se enseñan en la casa y debe reforzar el colegio. Mal pueden aprender lo que no se les enseña, sobre todo predicando con el ejemplo.

Según lo informado por fuentes de la Comisaría 13, está a cargo del hecho la Fiscalía Penal, Contravencional y de Faltas número 8, a cargo de Leandro Noguera, pero su secretario, Maximiliano Vence, dispuso "no adoptar temperamento alguno" por ese episodio.

¿Qué conmemora el Monumento?
La fatalidad ocurrida el viernes 2 de julio de 1976 en el comedor de la entonces Coordinación Federal de la Policía, de Moreno 1417, donde un centenar de oficiales almorzaban. Nadie se percató cuando José María "Pepe" Salgado, un joven de 22 años que prestaba servicio en la policía, que era militante montonero, dejó un maletín sobre una silla luego de haber comido. Lo cubrió con un abrigo y salió.

A las 13:20 se produjo una tremenda explosión que provocó el derrumbe del techo. La composición de la bomba, nueve kilos de trotyl que tenía adosada bolas de acero, provocaron la muerte de 23 policías y de una civil, Josefina Melucci de Cepeda, empleada de YPF que estaba tomando un café con una amiga policía. Más de 60 personas resultaron heridas. Quince días antes de ese hecho, también una bomba montonera había matado al jefe de la Policía, Cesáreo Cardozo.

Cada 2 de julio, la Policía Federal realiza una ceremonia junto al monumento recordando a quienes murieron aquel día.

El monumento de 3,50 metros de alto y 4 de largo es obra del escultor Antonio Miguel Nevot (1912-1980) y es una iniciativa del Centro de Oficiales Retirados. Consta de una escultura en bronce que representa a un policía muerto, con su cabeza yacente sobre la falda de una mujer, ambos amparados por un ángel, todo sobre un basamento en mármol granítico gris. En dicho monumento también figura el nombre de Domingo de Guardarrama, considerado el primer caído en cumplimiento del deber. Alguacil menor de Hernandarias, una fría mañana de agosto de 1615 inspeccionaba una caravana de esclavos en lo que hoy es Avenida Corrientes y 9 de Julio cuando fue asesinado a cuchillazos y a golpes y, según algunos historiadores, se cree que fue confundido con Hernandarias a quien querían matar por investigar el contrabando en Buenos Aires.

Si bien el destino original eran los jardines del Hospital Bartolomé Churruca, a través de un acuerdo con la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires se determinó situarlo en Avenida 9 de Julio y Córdoba. Sin embargo, el 14 de noviembre de 1972 quedó inaugurado en la plazoleta de Díaz Vélez y Campichuelo, pero en 1981 cuando se remodeló el Parque Centenario, fue trasladado al sitio que ocupa actualmente, según datos aportados por la Policía Federal.

Susana Espósito - Noticia publicada el: Jueves 27/09/18 - (Cantidad de caracteres: 5088)