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www.conozcabuenosaires.com.arMaradona, las dos caras de la monedaEl 25 de diciembre, además de festejarse la Navidad, fue también el día en que se cumplió un mes del fallecimiento de Diego Armando Maradona, considerado el mejor futbolista que ha tenido Argentina. Nadie duda en reconocer las virtudes de Diego como futbolista, pero en cuanto a su vida personal, vivió como quiso (o cómo pudo) y sus transgresiones hicieron que muchas veces se lo haya criticado. Sin embargo, el querido y recordado humorista e historietista rosarino, "el negro Fontanarrosa", admirador de Maradona, alguna vez dijo: “Qué me importa lo que Diego hizo con su vida, me importa lo que hizo con la mía”. Esta frase quedó grabada y a partir de la muerte del 10, se viralizó, porque son muchos los que sienten que hasta en los momentos más difíciles, Diego, con su manejo de la pelota y su exhibición fabulosa en las canchas, nos dio alegría a todos los argentinos y por eso se lo llora, se lo extraña. La noticia de su muerte recorrió el mundo, pocos minutos después de haber ocurrido y comenzaron los homenajes, las calles de varias ciudades del mundo se vistieron de Maradona con sus fotos, se encendieron velas, se llevaron flores, se derramaron lágrimas. Mientras tanto, en Buenos Aires, en la Casa Rosada, se realizó el velatorio que fue caótico, asistió una multitud de gente que quiso darle el último adiós y se desentendió de la distancia social y del uso del barbijo que impuso la pandemia. Hubo hechos un tanto violentos, a tal punto que un grupo ingresó por la fuerza a la casa de Gobierno y hasta se llegó a decir que querían llevarse el féretro con el cuerpo. Eso indujo a que su ex mujer, Claudia Villafañe y sus hijas, Dalma y Gianinna, decidieran dar por finalizado el velorio y llevarlo al cementerio Jardín de Bella Vista, para descansar junto a sus padres. La gente salió a las calles, se ubicó a los costados de la ruta, otros en los puentes, para ver pasar al cortejo y decirle "adiós". Mucho se habló del "10" durante todo el mes: quién pudo ingresar al velatorio, quién no, quién no permitió ciertos ingresos (como el de la última pareja del futbolista, Rocío Oliva) y abogados, amigos verdaderos y oportunistas de turno se adueñaron de las pantallas de televisión para tener un minuto de fama, para contar anécdotas, quizá no todas reales y aparecieron más hijos, pedidos de ADN, etc. Una puja por la abultada herencia, que como suele ocurrir, deja al descubierto las miserias de algunos. Lo cierto es que el mundo está conmovido y lo manifestó de distintas maneras: el 10 de diciembre, en Nápoles, el estadio San Paolo fue rebautizado como Estadio "Diego Armando Maradona", para rendirle homenaje. En casi todos los partidos disputados en la semana posterior a su fallecimiento, se hizo un minuto de silencio, incluso en el partido de rugby, disputado por los All Blacks y Los Pumas, donde el equipo neozelandés, antes de realizar el tradicional "haka", colocaron una camiseta negra con su nombre y el número 10 sobre el césped (el 28 noviembre 2020), siendo muy repudiada la actitud del seleccionado argentino que omitió algún tipo de recordatorio, como hubiese correspondido. El Estadio Unico de la Plata fue rebautizado con su nombre y otra cancha en la ciudad de Buenos Aires ya lleva el nombre del '10', la del club Argentinos Juniors, donde comenzó su carrera futbolística. Además le pondrán su nombre a una calle en Villa Fiorito y proponen convertir la casa de su infancia en un museo. El Concejo Deliberante de Lomas de Zamora aprobó dos ordenanzas para reconocer al astro futbolístico. Hay otra propuesta para cambiarle el nombre a la calle Boyacá y darle el del futbolista, pero para su aprobación, deberá quedar exceptuada de los alcances de las leyes 83 y 1206, que establecen que para la designación de calles en Buenos Aires con nombres de personas, deben transcurrir al menos 10 años de la muerte del homenajeado. Increíble!!! solo pasó un mes. El viernes 23 de diciembre, en Esquina, provincia de Corrientes, quedó oficialmente inaugurada la avenida Costanera "Diego Armando Maradona". Este amor, no sé si desmedido o no, me lleva a reflexionar sobre otras personalidades que no han tenido el mismo reconocimiento, por ejemplo, René Favaloro y al pensar en él, también viene a mi memoria el doctor Esteban Laureano Maradona y me asombra pensar que ese apellido sea solo recordado por un futbolista, que está claro que ha sido brillante, pero...¿cuántos saben quién fue este doctor de apellido Maradona? Esteban Laureano Maradona nació el 4 de julio de 1895 en Esperanza, Santa Fe, donde su padre se encontraba circunstancialmente para inaugurar el Primer Congreso Agrícola del país. Fue el noveno hijo del matrimonio de Encarnación Villalba y Waldino Maradona. Más tarde la familia se trasladaría a “Los Aromitos”, una estancia en Barrancas, que su abuela había heredado sobre las costas del Río Coronda, también en Santa Fe, donde pasó su infancia. Cursó sus estudios secundarios en la capital de la provincia y más tarde se trasladó a la Capital Federal para estudiar medicina en la Universidad de Buenos Aires. Tuvo grandes maestros: Bernardo Houssay (uno de los cinco Premios Nobel argentinos), Pedro de Elizalde, Nerio Rojas, Gregorio Aráoz Alfaro. Se graduó como médico en 1930 y viajó a Resistencia, Chaco, donde instaló un consultorio. Viajó a la Isla del Cerrito, donde la lepra hacía estragos e impulsó la construcción de un lazareto para la atención de los enfermos. Publicó numerosos artículos en el periódico La voz del Chaco y dictó conferencias sobre diversos temas como lepra, lactancia e incluso sobre los alcances de la ley 9.688, de accidentes de trabajo, donde se granjeó no pocas enemistades por asesorar a los trabajadores sobre cómo defender sus derechos. Fue perseguido por atacar al gobierno de Uriburu y entonces decidió viajar a Paraguay, donde ofreció sus servicios como médico en momentos en que comenzaba la guerra del Chaco Boreal. Allí se enamoró de Aurora Ebaly, una muchacha de 20 años con quien se comprometió, pero la joven murió de fiebre tifoidea el 31 diciembre de 1934 y nunca más volvió a enamorarse. Después de la guerra volvió a la Argentina y trabajó como médico rural en Estanislao del Campo. Cobraba muy poco e incluso atendía gratis a los habitantes de las comunidades indígenas del lugar, formada por tobas, matacos, mocovíes, pilagás. En dos oportunidades fue nominado para el premio Nobel y recibió decenas de premios nacionales e internacionales, entre los que se cuenta el Premio Estrella de la Medicina para la Paz, que le entregó la ONU en 1987. Con respecto al premio Nobel, él decía: “No quiero recibir el Nobel. Y si me obligaran, donaría todo el dinero para la niñez. Porque, una vez que yo parta, no quiero que quede un solo chico sin saber leer, escribir y sin atención médica. Ellos son los verdaderos dueños del país”. En 1986 se enfermó y volvió a su provincia natal, Rosario, donde pasó sus últimos años de vida con un sobrino. “Declinando por la ley biológica, como hojas que caducan con el tiempo, espero el término de mi vida en este lugar donde transité los primeros años de mi niñez”, escribió en una carta a Tomás Martínez en octubre de 1988. En sus últimos años recibiría algunos reconocimientos y distinciones y no aceptó ningún tipo de pensión vitalicia. Murió el 14 de enero de 1995, en Rosario, a los 99 años. Una vida abnegada, dedicado a la medicina y la filantropía. Sin embargo, ¿hay calles, avenidas, algún hospital que lleve su nombre? Solo sé que los aborígenes de la comunidad que él fundó en Santa Fé lo llamaban "Piognak", que significa "doctor dios" y también, el 4 de Julio, se conmemora el Día Nacional del Médico Rural en homenaje al natalicio del Dr. Esteban Laureano Maradona. Muy poco para un hombre que dio tanto. Una pena que un mismo apellido nos muestre las dos caras de una moneda, ambos son Maradona, pero uno fue muy reconocido y otro casi nada. Susana Espósito - Noticia publicada el: Martes 29/12/20 - (Cantidad de caracteres: 7919) |
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