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Aniversario de la repatriación
de los restos de Sarmiento

Domingo Faustino Sarmiento, falleció en Asunción del Paraguay, el 11 de septiembre de 1888 y sus restos fueron repatriados, llegando a Buenos Aires el 21 de septiembre de 1888. Este lunes se cumplen 132 años de haber llegado a su última morada, en el Cementerio de Recoleta, donde actualmente descansa.

El cuerpo sin vida de Sarmiento fue tratado por el artista Víctor de Pol, quien confeccionó una máscara mortuoria y lo embalsamaron sus médicos de cabecera, utilizando el método Wickershaim, complementando la inyección de un fluido especial con glicerina y sublimado corrosivo; esta operación duró hora y media.

Cumpliendo con sus deseos, el féretro de Sarmiento fue cubierto con las banderas de Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay y embarcado en el flamante vapor a ruedas "San Martín". Fue despedido en Asunción del Paraguay, mediante un emotivo acto, luego del cual, fue trasladado hacia Formosa donde se lo embarcó en el ARA San Martín, un buque de la armada argentina especialmente enviado para traerlo a su patria.

Antes de continuar rumbo a Buenos Aires, se detuvo en Corrientes y en la Catedral de esa ciudad, se celebró una solemne misa, con la presencia de las autoridades provinciales y de gran cantidad de asistentes, que querían despedirlo. Lo mismo sucedió en su paso por Rosario y luego San Nicolás.

Finalmente, luego de un viaje que duró 7 días, los restos de Sarmiento llegaron a Buenos Aires al mediodía del 21 de setiembre de 1888. Una multitud compacta y conmovida rindió sentido homenaje, haciendo uso de la palabra varios oradores, entre ellos: Aristóbulo del Valle, Osvaldo Magnasco, Agustín de Vedia y Paul Groussac. El entonces vicepresidente de la Nación, doctor Carlos Pellegrini, dijo, entre otras palabras, que Sarmiento “había visto más lejos en el porvenir los destinos de nuestra Patria y quien mejor había comprendido los medios de alcanzarlos”.

Perlita:
Cuentan que en el largo cortejo que lo acompañó hasta el Cementerio de Recoleta, un señor entrado en años no se descubrió al paso del cortejo. Era Ricardo López Jordán, el caudillo entrerriano que había levantado a la Mesopotamia en armas contra el gobierno del sanjuanino. Ahora lo veía camino a su última morada. El otrora poderoso caudillo no pudo evitar un feroz comentario: "Por fin me vas a dejar de joder..." Parece que López Jordán hizo caso al dicho: "Siéntate en el umbral de tu puerta y verás pasar el cadáver de tu enemigo".

Susana Espósito - Noticia publicada el: Lunes 21/09/20 - (Cantidad de caracteres: 2481)