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    Homenaje al Gral San Martín en Yapeyú

    El 25 de febrero se cumplieron 242 años del natalicio del Gral. Dn José de San Martín y adhiriendo a los homenajes que honran la memoria del Libertador, el arquitecto Rafael Viñoly presentó un proyecto de su autoría, que ha donado para superar la grieta argentina y recordar al prócer.

    sable corvo Arq. VinolyEl proyecto de Viñoly es un enorme sable corvo, como el que empuñara el Padre de la Patria, que sería colocado en Yapeyú, provincia de Corrientes, donde nació San Martín. El monumento se encenderá con una llama a lo largo de su filo los días conmemorativos.

    “Este monumento tendría que servir para superar las grietas, locales y no locales, para celebrar al único argentino que nunca pidió nada, nunca obtuvo nada, renuncio a todo, y a la vez es el que hizo más por la construcción de una región viable en el sur del continente americano”, dice Viñoly.

    Viñoly anticipó que, en caso de afirmativo, iba a ser una contribución personal sin ninguna compensación profesional y fue así que se ocupó de crear este proyecto que ya está listo. El sable corvo como el que usaba San Martín , tendrá 260 metros de altura, que emerja del río Uruguay. “Será una hoja de acero inoxidable. En cada fecha conmemorativa de la vida del General, cuando se congregan caravanas masivas de jinetes de toda la región, el filo de la espada emitirá una llama votiva”, explica el arquitecto.

    El sable monumental estaría en medio del río, en el eje de acceso a Yapeyú, donde están conservados los restos de la casa en la que nació el Libertador. Una línea de asfalto blanco vincularía la ruta con la costa en dirección al sable. “De ese ralo paisaje mesopotámico, con una densa vegetación horizontal, y al final de esa ruta de acceso, emergerá del río una réplica exacta del Sable Corvo, la única posesión práctica y simbólica que tuvo el General y que compró con su propio dinero”, detalla el arquitecto Viñoly.

    Este destacado arquitecto es famoso y reconocido en todo el mundo por sus edificios. Estudió en Buenos Aires hace 50 años pero es uruguayo.

    El gobernador de la provincia de Corrientes, Gustavo Valdés, tiene la idea de construir este gran hito en la ciudad natal del Libertador. Se había contactado a Carlos Sallaberry, titular del estudio que tiene el uruguayo en Buenos Aires, porque el concurso de proyectos que inició la Gobernación había quedado desierto, y pensaron en un arquitecto de renombre internacional para potenciar la idea.

    Viñoly tiene obras en los cinco continentes. Hijo de una profesora de matemáticas y un reconocido director de cine uruguayos, es cierto que nació y se educó en Montevideo, pero estudió arquitectura en Argentina y formó parte de unos de los estudios más importantes del país. De todos modos, se sentía inhabilitado para hacer un monumento a San Martín. “Más allá de la información que cualquier alumno pudiera tener, no tenía una idea clara sobre su trayectoria y su importancia en la historia”, explica.

    Cabe recordar que el arquitecto Viñoly fue quien proyectó la sede del Museo Fortabat, en Puerto Madero, la nueva sede de la facultad de Ciencias Exactas de la UBA, en Ciudad Universitaria, inaugurado en septiembre de 2019 y la casa de Eduardo Constantini, en Barrio Parque, entre otros.

    El sable fue una elección personal de San Martín que, para los expertos, define su personalidad y carácter. Asimismo, lo convirtió en su homenaje a la defensa nacional cuando se lo ofreció a Juan Manuel de Rosas y fue dos veces robado en los 60 como reprobación simbólica a las dictaduras militares.

    En 1811, antes de partir para América, San Martín compró el sable en Londres. Era del tipo morisco, totalmente distinto al que usaba la caballería española de la que salía el futuro Libertador como Teniente Coronel. El arma era sencilla y práctica, sin ornamentos y piedras preciosas como usaban los altos jefes de ejército. Un emblema de eficiencia y austeridad que lo acompañaría en toda su campaña libertadora.

    El valor simbólico del Sable Corvo es tal que no solo a San Martín se lo conoce como el Santo de la Espada, nombre acuñado por el historiador Ricardo Rojas en 1950, sino que la historia del arma suscitó y suscita muchísima polémica. Por caso, es sabido que el Libertador atesoró el sable en su retiro francés y, a su muerte, lo legó a Juan Manuel de Rosas, cuando todavía era gobernador de la Provincia de Buenos Aires, a cargo de las relaciones exteriores argentinas.

    Más allá de donar su proyecto, Viñoly propone que “el gasto que implicará su construcción debería ser el resultado de contribuciones personales, de cualquier monto, en los tres países que San Martín liberó. La recaudación debería ser administrada por una comisión liderada por los institutos sanmartinianos, el Regimiento de Granaderos a Caballo, y participantes interesados”.


    Susana Espósito - Noticia publicada el: Lunes 02/03/20 - (Cantidad de caracteres: 4789)




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