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¿Qué pasa cuando nos sentimos expulsados de nuestro país?

La crisis económica generada por la pandemia influyó para que muchos argentinos tomaran la decisión de irse del país, en busca de nuevas oportunidades laborales y con la esperanza de procurarse un futuro mejor. La partida es dolorosa pero desde el exterior, la mayoría de los que se fueron de Argentina, lejos de extrañar, se muestran felices.

En Argentina, la pandemia y los largos períodos de restricciones, confinamiento, cierre de locales, cines, teatros, fábricas y sumado a eso, la prohibición de los despidos y la obligación de seguir pagando sueldos, además de los gastos devengados de alquileres e impuestos durante este tiempo de inactividad, contribuyó para que haya cierres definitivos porque muchos no pudieron seguir sosteniendo la terrible situación.

También aquellos que tienen alguna propiedad en alquiler, como una fuente de ingreso, se vieron perjudicados porque se prohibieron los desalojos y en muchos casos, los inquilinos dejaron de pagar los alquileres y las expensas, generando una deuda importantísima al dueño. Esto influyó para que quienes tenían idea de alquilar su propiedad desistieran de hacerlo y las han puesto en venta, razón por la cual, se ven tantos carteles de venta en la ciudad, sumados a persianas bajas y carteles de locales en alquiler.

En forma simultánea, vivimos en medio de la inseguridad, que todos los días se ve reflejada en los noticieros e incluso, muchos de nosotros la hemos padecido. Por su parte, las medidas que está tomando el gobierno, hacen sentir un avasallamiento (quieren limitar la libertad de expresión, se desvaloriza la educación, quieren coartar el derecho a la propiedad privada, estatizar el sistema de salud y otras tantas decisiones) que lejos de ayudar a la gente, la asfixian y la empujan a querer escapar de esta realidad sin esperanzas de un futuro mejor.

Es así que muchos jóvenes profesionales partieron a probar suerte y aunque pocos encuentran trabajos acordes a sus estudios, aceptan trabajar haciendo delivery. En Berlín, quienes trabajan en esta modalidad ganan hasta 2.000 euros por mes y a eso suman propinas. Con ese sueldo pueden alquilar una vivienda, comer y ahorrar. También una pareja, en Nueva Zelanda, consiguió trabajo seleccionando Kiwis y ganan 3.000 dólares por mes; otros llevaron microemprendimientos e instalaron locales de venta de empanadas, churros o alfajores y les va muy bien. Pero lo importante, aunque da pena, es que todos los testimonios coinciden al decir que están felices por la decisión tomada, porque se encuentran más seguros, sabiendo que con lo que ganan viven bien y pueden ahorrar.

Desde siempre ha existido gente que quiso probar suerte en otros países y si les iba bien, vivían la experiencia, ahorraban y luego deseaban volver a la Argentina. Hoy, quienes prueban suerte, les va bien, se sienten seguros y encuentran estabilidad económica y emocional, no extrañan y seguramente se acostumbren y no quieran regresar a pasar penurias.

Susana Espósito - Noticia publicada el: Martes 22/06/21 - (Cantidad de caracteres: 3010)