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Reclamo del sector gastronómico

El próximo viernes se espera que el presidente de la Nación, Alberto Fernández emita un nuevo DNU, informando sobre cómo seguirán las restricciones y la saturación de la gente está llegando a su límite, sobre todo el de quienes necesitan imperiosamente abrir sus negocios y poder trabajar porque la situación se hace insostenible.

El sábado pasado, hubo un reclamo de los gastronómicos en Plaza Serrano, en el barrio de Palermo, al que asistieron dueños y empleados de bares y restaurantes de capital y provincia para solicitar que se les deje trabajar. Muchos de ellos han hecho importantes inversiones en toldos, cerramientos parciales en las veredas y calefacción, para poder trabajar ajustándose a los protocolos y sin embargo, las estrictas restricciones limitan sus horarios en días de semana y los fines de semana, directamente no tienen permitido abrir.

El enojo de quienes se encuentran en esa situación, no solo los del rubro gastronómico, también los shopping, cines, teatros y otros que no pueden abrir, viene por las grandes contradicciones que todos los días vemos en los noticieros, con varias protestas y reclamos en la calle, estaciones de trenes atestadas de gente, colectivos con más pasajeros de los permitidos, festejos futbolísticos, fiestas clandestinas y otros tipos de eventos en los que la gente se contagia mucho más que en los espacios que no están habilitados para abrir.

Este sábado en Plaza Serrano hemos visto muchos carteles en los que se leía: “Los bares y restaurantes no contagian”, "Déjennos trabajar", "Ley de emergencia gastronómica ya" y otros con mensajes y pedidos parecidos.

En medio de la protesta llegó la promesa de una reunión con el ministro de Desarrollo Económico y Producción de la Ciudad, José Luis Giusti.

El empresario Santiago Olivera dijo: "No sólo necesitamos pagar sueldos, también saldar deudas" y advirtió: "Si el próximo fin de semana siguen las restricciones, vamos a abrir igual".

Hay tres pedidos principales: que los clientes puedan sentarse en mesas de locales hasta las 24 (hoy sólo se puede hasta las 19), que se abra al público los fines de semana y que se habiliten los salones internos con un aforo del 30%.

"Entendemos la situación que está atravesando el AMBA, que es muy complicada, pero también que no somos los responsables ni causantes de la disparada de casos (de Covid-19)", destacó Salvador Avanzato, presidente de la Cámara de Propietarios Gastronómicos de La Matanza.

También se pidieron medidas para paliar la crisis del sector. Uno que arrastra deudas de todo tipo: las de servicios y salarios del año pasado, las de créditos que nunca se terminan de pagar, las de la adaptación de los locales al invierno al aire libre.

Es que la necesidad de que el consumo sea externo demandó inversiones de entre $ 50.000 y $ 700.000 por local, entre calefactores, mantas y otros elementos. Cada "hongo" —el calefactor a gas— cuesta entre $ 42.500 y $ 50.000. Y los equipos de calefacción eléctrica no bajan de los $ 30.000. Todo sea por atraer clientes en un contexto cada vez más complicado.

Susana Espósito - Noticia publicada el: Martes 08/06/21 - Fuente: La Nación - (Cantidad de caracteres: 3086)