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Una pareja con una niña robaron en el Cementerio de Flores

Hace pocos días, las cámaras del Cementerio de Flores tomaron imágenes del robo de una reja de una bóveda que pesaba alrededor de 50 kg. Una pareja y una niña descendieron de un auto estacionado delante de la garita de seguridad y sustrajeron la reja y otros elementos de bronce y luego escaparon con el botín.

Hay más grabaciones que muestran robos, incluso durante la noche, pero en este caso ocurrió por la tarde y en esa garita de seguridad no había nadie. Fuentes del cementerio argumentaron que cuando no hay inhumaciones hay muy poco personal y esto es propicio para los ladrones de bóvedas que proceden con total libertad.

Las cámaras que registraron todo están colocadas en la bóveda de la familia Pángaro, una de las más importantes del cementerio y fueron colocadas porque habían sido víctimas de varios robos. Las hizo instalar el señor Jorge Luis Daponte, luego del robo de una baranda de bronce y otros elementos. Daponte es hijo de Jorge Alberto, cuyos restos descansan en ese lugar y fue piloto de Fórmula 1 en la década del 50. Según sus dichos, es común ver que los ladrones rompen a piedrazos los vidrios de las puertas y luego roban lo que les sirve para vender como bronce.

La denuncia fue radicada en la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional Nº55 y ya tomó intervención el juzgado 53, secretaría 67.

"Es la bóveda más importante del cementerio", dice Daponte, que es descendiente de Próspero Pángaro y Encarnación Reimondi, sus bisabuelos, que tuvieron la concesión de la cervecería Quilmes y luego fundaron los vinos Pángaro, en el barrio. En la bóveda está el padre de Daponte, Jorge Alberto, que también nació en Flores y es uno de los 25 argentinos que llegaron a la Fórmula 1.

Según la información oficial, la seguridad del cementerio de Flores está a cargo de la empresa Murata, que se ocupa del control de los ingresos y también de las rondas por el interior. Pero ¿se ocupan realmente?

Ante estas frecuentes situaciones de robos, entre el 18 de febrero de 2020 y el 12 de agosto pasado, la Dirección General de Coordinación Operativa, dependiente de la Subsecretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad, coordinó 82 inspecciones a locales comerciales y galpones que compran y venden metal. 37 fueron clausurados. Además, se labraron más de 150 actas de infracciones por distintas irregularidades.

Las clausuras se ordenaron porque en esos galpones se encontraron herrajes, canillas, picaportes, chapas de numeración catastral y piezas de bronce pertenecientes a obras de arte ubicadas en plazas, monumentos e iglesias. De acuerdo a la Subsecretaría de Seguridad Ciudadana porteña, todos esos artículos eran de origen ilegal. También hallaron ornamentos y crucifijos provenientes bóvedas, tumbas y ataúdes, entre otros elementos robados en cementerios.

Susana Espósito - Noticia publicada el: Martes 12/10/21 - (Cantidad de caracteres: 2842)