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www.conozcabuenosaires.com.ar¿Ecoparque o Eco-Zoo parque?El 23 de junio de 2016 el Zoológico porteño cerró sus puertas para transformarse en Ecoparque. Albergaba 2000 especies (89 mamíferos, 49 reptiles y 175 especies de aves, sumando un total de más de 2500 animales, que en forma gradual serían reubicados pero, pasaron más de cinco años y aún habitan el lugar un gran número de ellos. El cierre del Zoo se produjo ante la presión de distintas ONG y Asociaciones protectoras de animales que intercedieron en distintas oportunidades y el caso detonante fue cuando murió el oso polar, el 26 de diciembre de 2012, debido a las altas temperaturas de ese mes y también de otros animales. Fue así que a mediados de 2016, el Gobierno porteño decidió convertir el espacio en Ecoparque, para promover la educación ambiental, a través de experiencias recreativas y educativas, que fomente el respeto al patrimonio arquitectónico y la rehabilitación de sus especies. Desde entonces, varios animales (915) fueron trasladados a santuarios en otros países, donde se los reubicó para que puedan vivir en un ecosistema acorde a su naturaleza, pero el proceso fue muy lento. Algunos fueron derivados a Temaikén pero, al día de hoy, varios animales siguen en el ex Zoo porteño, incluso ya es sabido que algunos de ellos nunca serán trasladados y finalizarán su vida allí. El sitio web consigna que “el Ecoparque no tendrá animales que lo habiten permanentemente”. Aunque aclara sobre algunas excepciones: “Otros, los de mayor edad, serán mantenidos en el Ecoparque Interactivo ya que su traslado implicaría riesgos para su salud”. Entonces la pregunta es: ¿fue ventajoso cerrar el Zoológico si todavía viven muchos animales? Ahora no es Zoológico ni Ecoparque, se ha convertido en un espacio de uso mixto y los únicos perjudicados son los animales, por los que dicen haber luchado para darles mejor vida, pero...¿viven mejor? Las jirafas Buddy (16 años) y Ciro 6 años) son padre e hijo y siguen en el ex Zoo y ambos están sanos. Las jirafas pueden vivir hasta 30 años y de acuerdo a su cuidador, ellos vivirán el resto de sus vidas en el predio de Palermo. La razón del no-traslado está en la dificultad logística que implicaría mover un animal tan alto, así como también en la lejanía con los espacios salvajes (o los santuarios especiales) en los que podrían vivir. “Nosotros liberamos muchos animales silvestres que son de acá, de la localidad, del país, por ejemplo los cóndores: ellos están en un predio, controlados, pero pueden ir a donde quieran, a diferencia de los que se criaron en cautiverio, que no pueden porque no tienen las herramientas para poder vivir en condiciones salvajes”, transmiten desde el Ecoparque. En el caso de las jirafas, nacieron en cautiverio, Buddy llegó a los 3 años desde un zoológico de Santiago de Chile, luego de cruzar todo el ancho del territorio argentino en un camión. Ciro, su hijo, nació en el zoo porteño el 15 de octubre de 2015. Los especialistas que cuidan de ellos destacan que ambos son “muy obedientes”, aunque, a veces, Ciro suele resistirse un poco más cuando llega el día de los exámenes médicos. Ambos viven juntos en una parcela aislada del circuito turístico habilitado, puesto que, a diferencia de otros animales que sí son exhibidos (como los camellos), las jirafas suelen verse más afectadas por el ruido humano. “Los animales a los cuales las personas no molestan, pueden convivir con el público, pero hay otros que son más sensibles al paso de la gente y a los gritos y preferimos no tenerlos en exhibición para que vivan más tranquilos. En el caso de los camellos es diferente: no les aturde la gente pasando por delante. Nosotros privilegiamos el bienestar del animal: si va a estar mejor sin contacto con el público, se lo protege”, dicen desde el Ecoparque. Una pena que se acordaron tarde, ya que vivieron un buen tiempo en el que había visitantes y está comprobado que incluso se acercaban a la gente para alimentarse o por curiosidad, sin que pareciera molestarles. “Históricamente, las jirafas se vendían de cachorras, porque después es imposible transportarlas”, explica Agustina Gestoso, del área de bienestar animal", ya en 2016, Horacio Rodríguez Larreta había remarcado la dificultad que conllevaba solamente sacar las jirafas de la Capital, cuando focalizó: “No las podés sacar en un camión porque aparecen puentes”. La preocupación es lógica al revisar los datos: una jirafa llega a medir 4,2 metros de altura, mientras que casi todos los puentes que bordean CABA no superan los 3,9 metros. Este asunto es contemplado con mayor cuidado en todo el mundo luego del accidente de Johannesburgo, de julio de 2014. Aquel día, dos ejemplares eran trasladados en un camión, hasta que, en la ruta, apareció un puente demasiado bajo. El conductor no pudo frenar a tiempo, y uno murió. En la página web del Ecoparque, Johanna Rincón, miembro del equipo de bienestar animal, remarca que esa cuestión no es la única que se sopesa al razonar el por qué de la permanencia de los animales en el predio: “Siempre antes de moverlos, hay que pensar en varias cosas. Independientemente del presupuesto, hay que considerar en qué puede beneficiar un traslado al animal. Si ese movimiento pone en riesgo su vida, no lo mueves. Independientemente de que lo lleves a Animal Kingdom, o a donde fuere. Esa es la premisa”. Una pena que estos temas no se hayan evaluado antes, ya que en todos los países del mundo existen los zoológicos, que estando bien diseñados y gestionados correctamente, cumplen un rol muy importante, preservar especies en peligro de extinción e incluso una función educativa que permite a las personas estar en contacto con especies, que si no las pueden conocer en un zoológico solo las verán en los libros y eso es bien diferente. Susana Espósito - Noticia publicada el: Jueves 27/01/22 - (Cantidad de caracteres: 5753) |
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