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Cierre de los Zoológicos y traslados de animales

Desde hace unos años, los zoológicos de Argentina fueron cerrando y sus animales han sido trasladados a diferentes santuarios, para que puedan vivir en su hábitat natural. Ahora, trasladarán a Kenia, una elefanta africana que vive en el ex Zoo de Mendoza.

Muchas personas están felices por el cierre de los jardines zoológicos y otras no encuentran explicación, ya que en países desarrollados del mundo existen los zoológicos y son puntos de interés, tanto para sus habitantes como para los turistas.

Si bien el cierre de los zoológicos se ha basado en los derechos del animal y para poder brindarles espacios que sean lo más parecido a su hábitat natural, no podemos dejar de saber que han sido la solución a la extinción de varias especies. Muchos animales nacieron, crecieron y vivieron en cautiverio, pero con el objetivo de preservar la especie. Siendo así, habiendo estado alimentados y atendidos en sus necesidades, resulta incomprensible querer imponerles un cambio tan grande al que no están adaptados, ya que podrían ser víctimas de otras especies depredadoras e incluso del hombre, porque muchas especies son preciados objetos de deseo, ya sea por sus pieles, por el marfil o simplemente por la crueldad del hombre que disfruta practicando la cacería.

Del Zoológico porteño ya fueron trasladadas varias especies y aún quedan otras tantas, cuyos recintos están tapiados y no permiten que se las pueda ver, algo a lo que ya estaban acostumbrados, como por ejemplo las jirafas, que habitualmente se acercaban al visitante y ahora, probablemente extrañen el contacto con el público, tanto como el público las extraña a ellas.

Ahora, será trasladada Kenia, una elefanta africana que habita el zoológico de Mendoza, cerrado al público en 2016. Será llevada a un santuario en Brasil, al que ya fueron trasladadas, en mayo pasado, dos elefantas asiáticas, Pocha y Guillermina, con quienes seguramente se reencotrará en septiembre u octubre cuando se concrete su traslado.

Kenia había nacido en 1981 y llegó al zoo mendocino cuando tenía cuatro años. Nosotros tuvimos oportunidad de conocerla en 2008, acompañados por un cuidador, el señor Oviedo, que nos la presentó, tanto a ella como a otros animales, haciéndonos disfrutar de una maravillosa tarde.

En 2014, hicimos otro viaje a Mendoza y volvimos a visitar el zoo, para reencontrarnos con nuestros amigos del reino animal y para nuestra sorpresa, cuando llamamos a Kenia, desde más de 50 metros de distancia, giró su cabeza y vino corriendo, como reconociéndonos, recordándonos y le dimos de comer algunas ramas de las que ella estaba acostumbrada a alimentarse. Quedamos sorprendidos y pensando que parece ser cierto lo de la "memoria de elefante".

En ese zoológico, habíamos conocimos a una bella tigresa, llamada Violeta; las leoneras a las que el público no suele tener acceso; una imponente pantera negra que muy bien reconocía a Oviedo y le ronroneaba y la jaula de chimpancés, donde nos presentó a Charly, quien en nuestra segunda visita ya no estaba, porque tristemente había muerto el 1° de julio de 2014, a los 39 años, de un ataque al corazón, seguramente asustado por el ingreso al zoológico de una jauría de una decena de perros, que mataron a otros animalitos. Charly había nacido en Francia en 1975 y dos años después llegó a Mendoza. Los chimpancés en cautiverio viven entre 35 y 45 años. Nos dio mucha pena, que en nuestra segunda visita al zoo, él ya no estaba y no pudimos convidarle una botellita de bebida como en nuestra primera visita; una botella que el abrió, bebió, volvió a ponerle la tapa, para luego devolvérmela en mano. No podíamos creerlo. Por supuesto, hicimos eso porque el estimado señor Oviedo nos propuso hacerlo y bajo su supervisión, vivimos la simpática experiencia, que no se pudo repetir en aquella segunda visita.

Susana Espósito - Noticia publicada el: Miércoles 13/07/22 - (Cantidad de caracteres: 3859)